El teatro visto por Kremel y Sancho

Dos payasos con nariz roja y coloridos trajes. Dos actores tratando de llegar a un acuerdo para poner en marcha un nuevo proyecto. Dos cómicos necesitados el uno del otro que andan continuamente a la gresca. Y de fondo el Adagio del cuarteto de cuerda Opus 59 de Beethoven que suena en un desvencijado teatro. El Lope de Vega acoge desde mañana y hasta el domingo el estreno absoluto de Calcetines Opus 124, una comedia del autor francés Daniel Colás, que mira al teatro desde el teatro.

Para la puesta de largo de esta comedia "desternillante", el teatro sevillano recibió ayer la visita de los actores protagonistas, Pepe Sancho y Joaquín Kremel, y del director de la obra, José Carlos Plaza, que describió el texto como una fábula llena de "ternura, humor y amistad". El punto de partida son dos actores que tratan de crear un espectáculo con los momentos estelares de sus respectivos repertorios en el crepúsculo profesional de sus carreras. Para ello, se acompañarán de pasajes musicales con violín y violonchelo y algún número de payasos, aspecto del montaje que creará tensiones entre ambos. Con este argumento, Kremel y Sancho entablarán un duelo en el que se sucederán rabietas, confidencias y rencores que sólo podrán calmar "la música, que amansa a las fieras", dijo Plaza, ya que sólo a través de ella "llegan a entenderse".

Plaza, que elogió la "sabiduría teatral" de Colás "siendo tan joven", encuentra en esta comedia puntos en común con La extraña pareja, "porque los protagonistas están en continua pelea", y también con Esperando a Godot, porque "llevan años esperando" este nuevo proyecto teatral.

Joaquín Kremel da vida al "clown que ha tenido éxito y público en el teatro convencional y que nunca ha arriesgado en las formas del teatro comprometido". Y Sancho es el payaso serio con ideas de director teatral moderno, aspecto que el propio Kremel entiende como una "caricatura" del tipo de director "moderno e intelectual que quiere que recites las Nanas de la cebolla vestido de payaso". Estos caracteres enfrentados provocarán "un choque de trenes donde saltarán chispas" durante la hora y media que dura la representación.

Pero por encima de la comicidad de la obra, Sancho se queda con la reflexión sobre el universo de la escena y lo que representa. "Aunque los espectadores sepan que al día siguiente hay nueva función, el teatro no es más que convencer al público de que tu personaje ha muerto con el fin de la obra", dijo. El intérprete valenciano, que recientemente ha dejado su papel en la serie Cuéntame porque estaba "cansado después de 10 años", reconoció su "necesidad" de teatro porque es la "base" de la actuación. "Si los actores no respetan al teatro, los que gozamos de popularidad no nos haremos respetar por otros medios", sentenció con el tono grave que caracteriza sus críticas a la actual cultura audiovisual.

La obra está producida por la compañía de Joaquín Kremel, que fue el que embarcó a su compañero y al propio director de la obra en este proyecto que se estrena en Sevilla y que posteriormente viajará por Murcia, Alicante, Valencia y San Sebastián, entre otras ciudades. La música corre a cargo de Mariano Díaz y la escenografía, de Francisco Leal, es "un hermosísimo y viejo teatro", según Julia Torres, gerente de la compañía, que añadió que estrenar en Sevilla es "todo un lujo" y una oportunidad de reencontrarse con un "teatro histórico" en el que Kremel vio hace muchos años el montaje de Marsillach de El arquitecto y el emperador de Asiria.