La vida secreta de Abraham Lincoln

CINE

Producida por Tim Burton y con Timur Bekmambetov a la dirección, la cinta narra el inverosímil enfrentamiento entre el difunto presidente estadounidense y una legión de no muertos.

La vida secreta de Abraham Lincoln
Javier Miranda

31 de agosto 2012 - 05:00

Sabemos que las biografías de los grandes hombres ocultan grandes sorpresas. A medida que el tiempo avanza, y se van descubriendo nuevos documentos, o la vejez suelta la lengua a sus colaboradores más cercanos, se descubren aspectos inéditos de estos personajes. Casi nunca son cosas agradables. O bien se trata de temas sexuales o de corrupción, abuso de poder, etc. Pero ninguna de estas revelaciones llega tan lejos como la del film que se estrena hoy para cerrar el verano cinematográfico: la de que Abraham Lincoln se dedicaba a exterminar vampiros.

Este presidente estadounidense, el número 16 de la historia, es famoso por haber llevado a su país a una sangrienta guerra civil que dirigió sin que le temblara el pulso. A pesar de la destrucción que generó su decisión de no permitir a los estados sureños independizarse, está considerado uno de los grandes líderes de Estados Unidos. Su gran oratoria, que ha dejado piezas míticas como el discurso de Gettysburg, y su generosidad un tanto extraña con los vencidos tras haberlos machacado sin piedad le han granjeado el papel de gran americano, ayudado por su temprano asesinato. Quién sabe si la dureza con que llevó a cabo su mandato surgió como sugiere este film de su vida secreta como exterminador de chupasangres. Abraham Lincoln cazador de vampiros está basada en una novela gráfica de Seth Grahame-Smith, que según ha contado tuvo la idea de una forma bastante curiosa. Estaba en una librería en el año 2009, en el que se conmemoraba el segundo centenario del presidente estadounidense, y estaba rodeado de libros sobre ello. Claro que en una estantería cercana se acumulaban los volúmenes tipo Crepúsculo que demuestran la fiebre vampírica que domina hoy en día a la industria editorial. Así que se le ocurrió unir ambos temas en principio tan disímiles. Claro que este caballero fue el que unió a Jane Austen y los muertos vivientes en Orgullo y prejuicio y zombis, así que estos chalaneos no le son ajenos.

A Tim Burton la idea le hizo la suficiente gracia como para producir su versión cinematográfica. Ha contado con el cineasta kazako Timur Bekmambetov, conocido por otra versión de un cómic, Wanted, y por los filmes autóctonos Guardianes de la noche y Guardianes del día, ambos sobre vampiros, así que sabe de qué va esto. Benjamin Walker da vida a Lincoln, lo que le ha obligado a un amplio programa de formación física y de maquillaje para parecerse al malogrado estadista en las diversas etapas de su vida. Y es que según esta historia, fue capaz de compaginar en un magnífico ejemplo de optimización del tiempo la dirección de la Guerra de Secesión con su vida secreta de liquidador de vampiros.

Abraham Lincoln aprende a odiarlos desde pequeñito, ya que su madre fue víctima de uno de ellos. Mientras persigue al chupasangre que la mordió, años después, se topa con un sujeto que le informa de que el vampirismo está más extendido de lo que parece y se entrena para enfrentarse a él. Esta lucha secreta marca la trayectoria de Lincoln, pues hasta en la Guerra de Secesión tendrá que enfrentarse a ellos. Tal vez el film nos dé la sorpresa de que Jefferson Davis, Robert E. Lee y su asesino, John Wilkes Booth, eran en realidad vampiros. En el Hollywood de hoy en día, todo es posible.

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