La tele más Real del año
2026, propósito de enmienda
Deriva ciertamente procelosa la que lleva el Sevilla en este curso en particular y muy en general durante el año natural. Se ha acostumbrado a ganar demasiado poco y tiene el baldón de la cantidad de amonestaciones que sufre. Lo último fue la intemperancia de Marcao en un lugar tan de arenas movedizas como el Bernabéu y que se ha rematado con media docena de partidos en la grada.
Tiene que revertir la conducta el fornido londrinense por el bien suyo y, sobre todo, por el club que le paga. La salida de pata de banco en el coliseo de la Castellana suena a lluvia sobre mojado y así las cosas, Almeyda se queda sin sus servicios por un tiempo que se antoja exagerado, pero para exageración los insultos del brasileño al árbitro a centímetros de su rostro.
No ha sido rentable el concurso de Marcao en un Sevilla necesitado del trabajo de todos sus activos. Y ahora que se avecina cierto alivio en el calendario hay que apretar los dientes y que todos remen al unísono. La experiencia de los últimos años recuerda con zozobra aquella ocasión perdida por el pepinero Diomande en la portería sur de Nervión, por lo que en este tiempo de sosiego navideño no cabe otra que aunar esfuerzos y, sobre todo, devolverle al Pizjuán el sello de fortín que habitualmente exhibió. Lo más perentorio es deshacerse del Levante, apretar los dientes ante el Celta también en Nervión y vengarse en Elche de la afrenta de la primera vuelta mediante todos a una. No cabe otra.
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