Mi Champions de los viernes

Hace ya casi diez años que trato, entre regate y regate, con estrellas, cracks y superclases de los que me sorprendió su cercanía pese a que son profesionales consagrados e idolatrados, ya sea vestidos de blanco o de verde, según toque.

Amabilidad, entrega, siempre dispuestos para una firma o una foto... se dejan el pellejo en el césped y en cada balón y lo dan todo por su equipo y por su gente, sea en un partido de una semana cualquiera, de Premier con lluvia o un derbi, como tocaba esta semana que ya nunca olvidaremos.

Puedo decir que son mis amigos, con algunos he disfrutado viéndolos jugar desde pequeño y he pasado horas inolvidables con ellos, por eso me siento muy afortunado de estar siempre muy cerca de estos campeones y orgulloso de que me dejen compartir un rato de su tremenda calidad.

Hace cerca de diez años que me aceptaron en su grupo, en su cita de cada viernes a la que asistía por mis obligaciones profesionales sólo uno de cada tres. Ahora, por otros compromisos, voy de higos a brevas a sudar un poco y a echar un rato de risas y de matar ese gusanillo y mantener viva esa ilusión de todo niño de ser feliz haciendo un regate, dando un pase o marcando un gol aunque al día siguiente me duelan hasta las pestañas.

Son mis campeones de los viernes, de ese rato de fútbol que comparto con médicos de atención primaria, enfermeros, administrativos sanitarios, odontólogos, algún estudiante de Medicina... que estos días llevan una capa invisible y que a la hora de la verdad, de bata blanca o de verde quirófano, tienen un valor de mercado superior al de Messi, Cristiano Ronaldo, Mbappé o Griezmann.

Álvaro (el presi), Pepe, Manolo, los Pacos, Félix, Antonio, Alfonso, Jero, Jorge... son mis cracks de los viernes y con los que voy a muerte en cualquier equipo y a cualquier partido. Con ellos, éste está más que ganado. Por goleada.