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Análisis

Gerardo García León

Historiador del Arte

Écija en el Regionalismo sevillano

El autor destaca modelos artísticos ecijanos que sirvieron de fuente de inspiración para diferentes creaciones del Regionalismo sevillano, como la fuente de la Pasarela

Fuente de la pasarela. A la izquierda, fuente del Palacio de Peñaflor (1763) y dibujo de la desaparecida Fuente de las Ninfas (1583), que existió en la Plaza del Salón. Ambas sirvieron de modelo para la fuente sevillana, de 1929.

Fuente de la pasarela. A la izquierda, fuente del Palacio de Peñaflor (1763) y dibujo de la desaparecida Fuente de las Ninfas (1583), que existió en la Plaza del Salón. Ambas sirvieron de modelo para la fuente sevillana, de 1929. / Tomás Rojas / Juan Carlos Vázquez

La arquitectura regionalista sevillana supo condensar una herencia cultural que abarcaba desde el arte islámico hasta el barroco del siglo XVIII. La Exposición Iberoamericana de 1929 jugó un papel decisivo al revalorizar esta identidad sevillana y su arquitectura vernácula, reutilizando modelos del pasado, sus técnicas y sus materiales constructivos.

Pero, en la recuperación de esta tradición, el Regionalismo no solo se nutrió de ejemplos locales sevillanos. La ciudad de Écija fue uno de los focos artísticos que también aportaron modelos propios y originales a la capital. Los artífices regionalistas supieron aprovecharlos y combinarlos con acierto, para crear nuevas obras que hoy forman parte indisoluble del paisaje urbano de Sevilla. Esta huella ecijana aún pervive y se descubre en algunas de estas obras singulares.

Una de ellas es la Fuente de las Cuatro Estaciones, situada en la glorieta de don Juan de Austria, y levantada en 1929 por el escultor Manuel Delgado Brackenbury. En su diseño, el autor de esta fuente superpuso elementos extraídos de dos fuentes ecijanas. Las cuatro figuras femeninas del machón central fueron inspiradas en las que tuvo la Fuente de las Ninfas, diseñada en 1583 por el arquitecto cordobés Juan de Ochoa para la Plaza Mayor astigitana. Sobre ellas se colocaron cuatro conchas horizontales y, en su centro, un esbelto pilar rematado con taza lobulada, cuyo modelo se halla en la fuente que aún preside el patio principal del palacio de los Marqueses de Peñaflor. Dicha obra fue tallada en 1763 por el escultor lucentino Luis Francisco Cabello, utilizando mármoles rojos, negros y la llamada “piedra de Araceli”, procedente de la sierra del mismo nombre.

Plaza del cabildo. Antigua Casa del Gremio de la Seda (1782), en Écija, que sirvió de inspiración para la Plaza del Cabildo, de la capital, construida en 1967. Plaza del cabildo.  Antigua Casa del Gremio de la Seda (1782), en Écija, que sirvió de inspiración para la Plaza del Cabildo, de la capital, construida en 1967.

Plaza del cabildo. Antigua Casa del Gremio de la Seda (1782), en Écija, que sirvió de inspiración para la Plaza del Cabildo, de la capital, construida en 1967. / Julio Ojeda / Juan Carlos Vázquez

La Fuente de las Ninfas había sido desmontada y enterrada en 1866. En 1928, unas obras de pavimentación devolvieron sus restos a la luz, lo que debió ser conocido por el autor del proyecto de la fuente sevillana que, en ese año, se estaba diseñando para hermosear la entrada a la Exposición Iberoamericana. Justo en la zona donde, hasta 1921, se alzó la famosa Pasarela.

La casa número 2 de la calle Mateos Gago es otro edificio hispalense con influencias ecijanas. Data de 1916 y se debe a Rafael López Carmona, maestro de obras colaborador del arquitecto Juan Talavera Heredia. En su fachada se abren cinco ventanas inspiradas en las del palacio de los Marqueses de Benamejí, levantado en la segunda mitad del siglo XVIII, y hoy Museo Municipal de Écija. Así mismo, su balcón central ostenta rica guarnición de ladrillo visto, tomada del que preside el apeadero de dicho palacio ecijano.

Calle Mateos Gago. Detalle del balcón principal de la casa número 2 (1916), en el que puede apreciarse su similitud con el balcón del apeadero del Palacio de Benamejí (mediados del siglo XVIII), de Écija, en la foto de la derecha. Calle Mateos Gago. Detalle del balcón principal de la casa número 2 (1916), en el que puede apreciarse su similitud con el balcón del apeadero del Palacio de Benamejí (mediados del siglo XVIII), de Écija, en la foto de la derecha.

Calle Mateos Gago. Detalle del balcón principal de la casa número 2 (1916), en el que puede apreciarse su similitud con el balcón del apeadero del Palacio de Benamejí (mediados del siglo XVIII), de Écija, en la foto de la derecha. / Juan Carlos Vázquez / Julio Ojeda

Es muy probable que Juan Talavera Heredia, que en 1916 construía la casa número 4 de esa misma calle, colindante con la anterior, tuviera algo que ver con estas influencias, dado su conocimiento de la arquitectura ecijana (su madre, Carmen Heredia Yuste, nació en Écija en 1843). Además, consta que, en 1921, firmaba un importante proyecto de teatro para el Casino de Artesanos de la localidad, que no llegaría a construirse. Por otro lado, Talavera también tuvo que estar informado del hallazgo de la Fuente de las Ninfas, lo que no pasaría desapercibido en el entorno artístico en el que estaba siendo diseñada la Fuente de las Cuatro Estaciones, justo en ese mismo año 1928.

Aunque ya distante del movimiento regionalista, los ecos del barroco ecijano aún perduran en la Plaza del Cabildo, edificio proyectado en 1967 por Joaquín Barquín y Barón, en el solar del antiguo Colegio de San Miguel. De planta semicircular, sus guardapolvos corridos y cornisa superior de gran vuelo son semejantes a los que exhiben numerosos palacios astigitanos. A su vez, la impronta ecijana queda reforzada con las pinturas murales que José Palomar plasmó sobre arcos y guardapolvos, inspiradas en las del palacio de Peñaflor, en la llamada Casa del Arte de la Seda, así como en otras casas solariegas de Écija.

En definitiva, estos ejemplos ponen de manifiesto la versatilidad y capacidad de asimilación que tuvieron los arquitectos regionalistas. Con ellos se aportan algunas claves ecijanas para profundizar en el conocimiento de esta importante parcela del arte sevillano del siglo XX.

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