FERIA Toros en Sevilla hoy en directo | Morante, Castella y Rufo en la Maestranza

Está Donald Trump loco? En la última semana ha vuelto a calentar la guerra con China. ¿Está equivocado con su visión de que cómo no actúe así el futuro pasa por un mundo teñido de rojo? Cuesta trabajo pensar que el presidente con mayor poder del mundo no esté rodeado de los mejores asesores para evaluar la amenaza. Lo que extraña son las formas. Sus numerosos tuits y bravuconadas le dejan en una posición de debilidad respecto a su contrario, que calla y se muestra moderno, negociador, abierto, ¡típico occidental!: ¿sincero o arte? Los americanos disparan una nueva bala -más aranceles- junto con un tuit de Trump advirtiendo que no tomen represalias, y los chinos, desoyendo el comentario, también los suben. Y con seguridad, como en lo comercial no llevan las de ganar, andarán urdiendo en el más puro silencio otras muchas balas que lanzar en otros campos.

China lleva vendiendo bonos americanos desde septiembre. Sólo en marzo, por valor de 20.500 millones de dólares. EEUU está en guerra con su acreedor extranjero más importante: China mantiene 1,12 billones de deuda pública americana. Muchos analistas afirman que no puede esperarse que siga vendiendo masivamente, porque sería la primera en verse afectada por las pérdidas que experimentaría en su cartera. Pero, ¿quien dice que China no esté dispuesta a asumirlas como costes de guerra? Las guerras convencionales siempre han conllevado cuantiosos gastos. Además, la medida también haría sufrir a EEUU, por el mayor coste que tendría para financiar los altos déficits derivados de la bajada de impuestos y el enorme plan de inversiones públicas desarrollados.

El nerviosismo de Trump también obedece a que sabe que EEUU está librando una pelea con un brazo atado. ¿Qué se puede hacer contra un país con un régimen autoritario que no tiene límites a la hora de manejar a sus empresas y a su sistema financiero para alinearlas con sus intereses? Tampoco tendría restricción alguna para manipular a la población, para conseguir, por ejemplo, que dejaran de consumir productos americanos. De hecho, la propaganda ya está funcionando. El 13 de mayo, el presentador del programa de noticias más visto de China dijo: "Si quieres pelear, pelearemos contigo hasta el final". La escena se hizo viral.

Los aranceles son el comienzo. China no es solamente un fuerte competidor en el terreno económico sino que lo que está en juego es la supremacía tecnológica. Y en esa guerra, ¿cómo queda Europa? El Banco de España publicó esta semana un análisis -anterior a los últimos movimientos- en el que se concluye que el impacto negativo en la economía europea es aún moderado, aunque también se expone el gran temor -por ahora disipado- a que EEUU imponga aranceles a Europa en el sector del automóvil. Y reconoce que perjudica las expectativas -tan importantes para la economía- de la población y el empresariado. Mike Pompeo, secretario de los EEUU, visitó Londres la semana pasada con un mensaje: "Permitan que Huawei construya las redes de comunicación 5G en Gran Bretaña y pueden despedirse de la relación especial con EEUU" (Philip Stephens, Financial Times). Loco o no, Trump exigirá a Europa que se decante.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios