Rogelio Velasco

Jackson Hole

Tribuna Económica

29 de agosto 2018 - 02:34

En las proximidades del maravilloso escenario del parque nacional de Yellowstone se reúnen cada año los principales banqueros centrales y ministros de economía, junto a destacados académicos, para discutir cuestiones fundamentales que afectan a la economía de EEUU, pero que tienen repercusiones globales.

Nos encontramos, desde hace varios años, en momentos excepcionales para la macroeconomía. En medio siglo, apenas hemos vivido episodios como los actuales, en los que una reducida inflación va acompañada de crecimiento continuado y elevado, junto a una bajísima tasa de desempleo, especialmente en EEUU, aunque con efectos de desbordamiento hacia las economías europeas.

La Reserva Federal (FED) se encuentra con un dilema que no resulta fácil resolver. Por un lado, existen evidencias que obligarían a elevar los tipos de interés más rápidamente. La señal más clara es la reducida tasa de desempleo. En la actualidad, la tasa natural de desempleo se encuentra alrededor del 4%, prácticamente igual que la tasa real. Históricamente, tasas reales tan bajas han dado lugar a una aceleración de los precios, provocando una rápida subida de los tipos de interés para frenar la evolución del proceso inflacionista.

Sin embargo, en estos momentos no hay manifestaciones de que el proceso inflacionista se haya activado. De hecho, la actual tasa de inflación de la economía de EEUU se encuentra en el 2%, que es la tasa objetivo que se fija la FED a medio plazo.

¿Qué hacer, cuando una variable indica tomar decisiones en un sentido, mientras otra variable indica lo contrario? La actitud prudente: ver y esperar.

Si la FED adoptara ahora una política agresiva elevando los tipos, podría cometer un grave error, frenando el crecimiento y elevando la tasa de desempleo, si, efectivamente, el proceso inflacionista no se produce. Ahora bien, podría también cometer un grave error si no hace nada -esto es, mantiene los tipos a los niveles actuales- y se desata la inflación. Esto obligaría a la FED a una rápida elevación de los tipos, que tardaría tiempo en afectar tanto a la tasa de inflación como a las expectativas inflacionistas de los agentes, que se anclarían en un nivel más elevado.

Es importante destacar que la FED puede elegir un objetivo de inflación. Sin embargo, las tasas desempleo y de crecimiento no pueden ser elegidas, porque en su formación intervienen muchas variables económicas que interactúan entre sí, resultando imposible su control. Estas interrelaciones determinan una tasa natural de desempleo y una tasa potencial de crecimiento económico. La FED, para guiar su actuación, calcula la diferencia entre el tipo de interés de la deuda pública a largo plazo y la inflación también a largo plazo. De esta forma, determina el tipo de interés natural o neutral, esto es, el que permitiría un crecimiento potencial elevado, una baja tasa de paro y una inflación alrededor del 2%. Esta guía obliga a realizar sofisticados cálculos, que se van actualizando continuamente para asegurar que las variables se encuentran en el nivel adecuado.

La intervención de Jerome Powell en Jackson Hole se ha orientado en este sentido de prudencia, reafirmando la independencia de la FED, frente a los intentos de Trump de forzar una subida de tipos más rápida.

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