Francisco Andrés Gallardo

La Misa

Visto y Oído

09 de septiembre 2018 - 02:38

En plena efervescencia de cabreo por los ceses de tanto cargo comisario en RTVE, medios y hooligans próximos a los sollozos del PP vieron una abertura idónea para avivar la indignación inventándose que la cadena pública (tildada ahora de podemita) iba a eliminar la Misa de La 2. Al poco, de manera infundada, surgieron hiperventilados defensores, dispuestos con la antorcha a colgar a la administradora única Rosa María Mateo, para ellos el brazo tóxico de Podemos para cargarse Torrespaña. En condiciones normales no haría falta que un directivo de RTVE tuviera que desmentir un bulo así, uno de tantos lanzados para que la gente estalle.

Aunque Pablo Iglesias sea un patoso con tantas ocurrencias de las que tiene que arrepentirse ahora, la Misa en TVE, El día del Señor, nunca ha peligrado porque precisamente es un servicio público de los que no puede, o no debería, renunciar una cadena que paguen todos los españoles (contenido que por cierto ha de ser ofrecido en directo). En las cadenas públicas de todos nuestros idealizados países se emite sin iras de nadie la ceremonia semanal del culto mayoritario. Emitir la Misa por La 2 (y producirla en catalán para Cataluña, uf) no es ni de fachas ni de progres: es una cuestión de normalidad, razonable y hasta responsable. Otra cosa es lo que diga algún obispo en una homilía extralimitándose en el mensaje para una audiencia numerosa y plural, sobre el medio millón de espectadores.

La actualidad de las cuatro confesiones principales en España son un servicio público que se programa en un horario y cadena apartados pero al alcance de sus espectadores potenciales y que puede verse a cualquier otra hora en la web. La religión no es algo "invasivo" en la parrilla de TVE. La corporación cumple de forma correcta su servicio y sería torcido y forzado que en algún momento alguien cuestione la cobertura. Todo lo demás es fomentar ese guerracivilismo que en España nos sale sin querer a las primeras de cambio y que debería mirárnoslo un terapeuta colectivo.

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