Un espectáculo llamado Yassine Bounou

Impresionante, pero nada sorprendente el Mundialito que está cuajando Bono, Yassine Bounou en sus pasaportes canadiense y marroquí. Prácticamente en solitario, el ex sevillista está manteniendo vivo a su equipo, los saudíes de Al Hilal, y se hallan en cuartos a la espera de enfrentarse a Fluminense el viernes. Es Bono uno de esos porteros milagro que se las avían para hacer que su equipo llegue a cotas impensables y la verdad es que no anda estrenándose en esta materia, pues ya logró en su tiempo sevillano lo de mantener al Sevilla en las alturas.

Ya en el debut con el Real Madrid consiguió mantener el empate mediante la proeza de pararle un penalti a Valverde sobre la última campana. La vida de este portero milagro es rica en superar incomprensibles encrucijadas. Una de ellas fue no superar una dura prueba llamada Diego Pablo Simeone que, tras la marcha de Courtois, prefirió a Moyá como competidor de Oblak antes que probar con el marroquí.

Pero donde Yassine dijo estos son mis poderes sería en el Sevilla, adonde llegó en 2019 para una trayectoria impresionante, con dos UEFAS conseguidas, en Alemania y Budapest, años 2020 y 2023, y el honor de haber sido el único portero sevillista en lograr el Trofeo Ricardo Zamora, curso 21-22, y en el Mundial de Qatar fue clave en la tanda de penaltis contra España. Hace dos veranos era traspasado al fútbol saudí y antier noche formaba otro lío echando al City del Mundialito. Porterazo.