DIRECTO Madrugá Sevilla en directo | Semana Santa 2024

El tiempo El tiempo en Sevilla para la Madrugada

Es posible ya ser un político honrado? A quien hoy decidiera entrar en la política, ¿le cabría la oportunidad de convertirse en un servidor público... o le estarían esperando, como en las prisiones, para desvirgarlo en un buen puñado de sueños nobles?

Visto lo visto, meterse ahora en política es como cruzar la frontera con el pasaporte falsificado, sin identidad propia, sin verdadero grupo sanguíneo para que las venas ardan con los problemas de los ciudadanos. Meterse en política es como pisar un territorio de habitantes sin escrúpulos, sin cimientos morales, sin categoría. Meterse hoy a político es pertenecer a una clase que no tiene clase. Porque pretendemos tener una clase política con clase, pero parece que ya es imposible.

Se han sobrepasado unos límites irrecuperables, sin marcha atrás. Ser político es aceptar de antemano insultos, desprestigios, vejaciones, pisoteos y la persecución en las redes sociales hasta de tu propio partido y compañeros. Una selva donde todo vale. Una selva en la que aparecen los secuaces tuiteros de Gabriel Rufián, Pablo Iglesias, Errejón... Los trolls, con sus nombres surrealistas y sus fotos del perfil con gatos, patos, marcianos y similares, alteran al más sereno. Una cuadrilla que campa a sus anchas crispando cobardemente a la sociedad; y sobre todo a nuestros cargos públicos. Pero da igual. Los políticos son capaces de firmar esos cheques en blanco de su desprestigio con tal de cobrar lo que cobran, de mantenerse en sus sillones, de blindarse a la gente de a pie (salvo para abrazarla por los mercados durante las campañas electorales), de escoltarse frente a los improperios, de pagar en dietas lo que no se rascan sus bolsillos...

Pero aquí no pasa nada. Una vez más y siempre, no pasa nada. Es el tranquilismo tan clásico de España. Y de alguna manera, el que invade al mundo, cada vez más estupefacto y pasivo.

Nuestros políticos se degeneran poco a poco. ¿Poco a poco he dicho? A veces con la velocidad de un bólido en el Jarama. Se ha hecho peligroso correr ahí, donde los neumáticos de primera no aguantan la zona deslizante de dos botes de crema barata. ¡Ay Cristina, cosa fina, como cantaba el Orta!

Los buenos ya no acuden a la política. Se acabó aquel tiempo de grandes oradores, gente con decencia y preparada, hasta alcaldes que no cobraban. Incluso el Parlamento me suena ya, más que a Congreso, a patio de los diputados, luchando por un bocadillo que no aparece, lo mismo que ahora no salen las cuentas de las corrupciones de unos y otros. Lo que El Pali tendría que cantar ahora de estos patios sin arte de los políticos. La clase política ya no tiene clase. Es como si los leones de la puerta tuvieran prohibida la entrada a los cabales, a los educados, a los civilizados, los racionales políticos de otras épocas. Es como si los dos temerarios bronces melenudos hubieran convenido que así, con este panorama, todo quede entre fieras.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios