Juan Antonio Solís

El pastor Machín

Sueños esféricos

La necesidad forzó al técnico a llevar el centro de gravedad del Sevilla al ataque y... ¡eureka!

01 de octubre 2018 - 02:32

Cuentan las lenguas antiguas que allá por el Neolítico un pastor de Asia Menor guardó la leche de su rebaño en un odre y, con la temperatura ambiente y las enzimas estomacales del recipiente, el buen hombre fabricó de forma espontánea el primer queso. Necesitaba almacenar la leche y, sin proponérselo, creó un alimento.

Pablo Machín, como aquel pastor, también tuvo una necesidad en cuanto se le pobló la enfermería de piezas llamadas a ser principales en su engranaje. Con su aire de profesor de matemáticas se le planteó la cuadratura del círculo: jugar sin medios defensivos específicos, y con los zagueros justos, sin tener que modificar esa línea de cinco atrás que lo ha elevado hasta la élite.

El pensamiento cartesiano dicta que ubicar a Roque Mesa junto a Banega sería el mal menor, porque el canario es el medio más ducho en la resta mientras sigan varados Gonalons y Amadou. Pero en fútbol "descartes" se escribe con de minúscula. Y Machín descartó ese arrebato de lógica en cuanto el Getafe, y en menor medida el Standard belga, se colaron por el agujero que abrieron los dos bajitos.

La transgresión llegó por la necesidad. Igual que aquel pastor asiático probó aquella maloliente pasta láctea movido por el hambre y acabó gustándole, Machín se puso revolucionario ante el Levante, metió a Ben Yedder junto a Andre Silva arriba, dispuso por dentro un triángulo con Sarabia y el Mudo unos metros más arriba que Banega y debió pensar: "Que salga el sol por Antequera".

Como el Sevilla tiene gran calidad ofensiva y afila con rapidez sus ataques, llevar su centro de gravedad al área rival lo ha disparado. Tres victorias ligueras y 12 goles. El Mudo por dentro sublima sus virtudes y tapa sus defectos. Sarabia teje y llega. Banega recuerda que fue cinco. Y los dos puntas se retroalimentan.¡Eureka!

Hoy, el sevillista se ilusiona. Ya no siente que se la dieron con queso.

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