El peso de las acciones estadounidenses en las bolsas mundiales se ha disparado por el mayor dinamismo de su economía y por el espectacular comportamiento de su sector tecnológico, menguando el de los demás índices. Esto hace que la gran mayoría de los inversores europeos estén mucho más infraponderados de lo que creen.

El índice global más utilizado, el MSCI All Country World, ha ido girando y ahora el peso de las compañías de EEUU ha escalado al 63%, en tanto que el de la suma de todas las bolsas de la Eurozona ha descendido a un raquítico 10%. Japón no llega al 6% (llegó a acercarse al 40% en 1987) y el otrora gigante Reino Unido al 4%, Canadá roza el 3% y Suiza el 2,5%.

El abrumador dominio de EEUU también está encogiendo la importancia relativa de los mercados emergentes, que ya solo suponen el 10,5% del índice global. La desastrosa evolución de las acciones chinas ha rebajado su peso a menos del 3,5%, mientras que India, Taiwán y Corea rondan el 1,5%, y Brasil se ha quedado en un casi irrelevante 0,6%, por cierto, lo mismo que España. Como su bolsa pesa tanto y va tan bien, hay poco apetito de los estadounidenses por invertir en el extranjero, y por baratas que estén, no se molestan en arriesgarse en las complicadas y dispersas bolsas europeas o de mercados emergentes. La buena noticia es que los tienen tan desdeñados que, el día que decidan moverse afuera, podrían hacer que suban con fuerza, como sucede ahora con Japón y quizás algún día con China.

En cualquier caso, y en plena revolución tecnológica, todos deberíamos reevaluar el grado de infraponderación en las acciones de EEUU, dejando de ser tan eurocéntricos.