Llega agosto a la orilla y ya está con el ánimo a media asta un buen porcentaje de capillitas. La causa, que hablaron las cabañuelas y que éstas auguran lluvia en el primer tramo de la gran celebración. Vamos, que el Domingo de Ramos amanece nublado y que llueve por la tarde. Así son de precisas y de alarmantes las susodichas cabañuelas. En realidad predicen guasa ya el Viernes de Dolores para inquietud grande de las hermandades de vísperas. Las cabañuelas de agosto son una forma de predecir el tiempo mediante la observancia de datos como son la forma que adoptan las nubes, direcciones del viento o comportamiento de los animales, que en esta fiebre animalista que nos invade no iban a quedarse los animales sin su rol. Verbigracia, si el gallo canta de día o el gato se lava la cara. Al final, acierta o no acierta, pero alarmar sí que alarman las cabañuelas.