Alegoría del mal Gobierno

Lo de 'Lloraré mañana' queda muy bien cantado por Susan Hayward. Pero no por ustedes

Alegoría del mal Gobierno
Alegoría del mal Gobierno

29 de abril 2020 - 02:30

Me indignan los falsos cultivadores de la tristeza y la tragedia que viven como reyes y vuelcan sus insinceras obras sobre el público como un vómito. Me apenan quienes se lo tragan porque les han convencido de que hacerlo es una especie de imperativo estético y ético categórico que diferencia al lector o espectador distinguido, concienciado y comprometido del superficial e inculto. Me irrita el desprestigio con el que estos tópicos -digámoslo hoy, día en el que se cumplen 40 años de la muerte de Hitchcock- han achicado el mérito de algunos de los más grandes creadores del siglo XX. Tal vez nadie haya expresado este disgusto mejor que Montaigne cuando escribió sobre la tristeza: "No siento hacia ella ninguna inclinación ni amor, aunque la sociedad haya convenido como justa remuneración honrarla con su favor especial; en el mundo se disfrazan con ella la sabiduría, la virtud, la conciencia; feo y estúpido ornamento. Los italianos, más cuerdos, la han llamado malignidad, porque es una cualidad siempre perjudicial, siempre loca y como tal siempre cobarde y baja".

Dicho lo cual hay que reivindicar la tristeza sincera como pesadumbre ante el dolor propio y de los demás, y el duelo como expresión del dolor, la aflicción o el sentimiento ante la muerte de todos y cada uno de los 23.822 fallecidos (que de seguro son más) causados por esta epidemia. Y no hay tener miedo a llamar por su nombre -tragedia- la situación luctuosa y lamentable que estamos viviendo.

"El mejor tributo que puede rendir este Gobierno y el conjunto de los ciudadanos a los fallecidos es que todos a una seamos capaces de dar lo mejor de nosotros mismos para combatir la enfermedad y que no haya mayores pérdidas de vidas humanas" dijo la ministra Montero. Pues ni lo uno ni lo otro habéis hecho, señora mía. Y lo dicen las cifras, por mucho que se distorsionen, truquen, manipulen o cocinen.

"Ahora es la hora de concentrarnos en salvar vidas, tiempo habrá de llorar a los muertos" ha dicho un portavoz del Gobierno. Pues ni lo primero se ha hecho con la previsión y la eficacia que la situación y las informaciones que obraban en su poder exigían ni lo segundo se está afrontando con coraje y dignidad. Lo de Lloraré mañana queda muy bien cantado por Susan Hayward. Pero no por ustedes. En la alegoría del buen y el mal gobierno de los Lorenzetti del Palazzo Pubblico de Siena está claro dónde les corresponde estar.

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