Eduardo / Jordá

Aristóteles

En tránsito

01 de junio 2016 - 01:00

EL otro día estaba repasando los temarios de Selectividad que está preparando mi hija. Comentarios de texto, filosofía, historia de España, matemáticas… Todos estos conocimientos se corresponden a los mismos conceptos que Aristóteles ideó para entender el mundo hace ahora casi dos mil quinientos años. Todo lo que pensó Aristóteles -sus taxonomías, sus definiciones, sus principios- ha quedado sintetizado en esos temarios, y aunque nos separen 25 siglos -porque él vivió en el mundo de Filipo de Macedonia y Alejandro Magno, del que fue tutor- hay una continuidad absoluta entre su mundo y éste. En el fondo, Aristóteles y esos temarios están hablando de las mismas cosas y están usando los mismos conceptos.

Ahora bien, ¿son estos conceptos que podríamos llamar aristotélicos los que rigen en el mundo de la era Google, esta nueva era que ya ha desplazado por completo la era de la imprenta, la era Gutenberg, la era de la Palabra? No lo tengo muy claro. Cada vez se oyen más voces que consideran obsoleto el viejo orden aristotélico que aún preside nuestro sistema educativo, así que propugnan unos conocimientos mucho más flexibles, menos fundados en el lenguaje escrito y mucho más volcados en la "interacción" (sea eso lo que sea). Según estos gurús, el mundo está cambiando a tal velocidad que ya no hacen falta conocimientos teóricos, sino la habilidad para obtenerlos y procesarlos. Y los alumnos no necesitan historia ni filosofía, ni tampoco un buen uso del lenguaje -de hecho, casi estamos volviendo a un estadio lingüístico primitivo con el uso de pictogramas-, sino una buena adaptabilidad a las nuevas tecnologías.

¿Tienen razón estos nuevos gurús de la educación? Quizá sí, en algunas cosas -no muchas-, pero me pregunto si podemos prescindir por completo del mundo que ideó Aristóteles, ese mundo de categorías sólidamente fundadas en el lenguaje, ese mundo que inventó la polis, la física, la filosofía, y con ellas, la idea de alma, la idea de libertad, la idea misma de vida. Es cierto que nuestro sistema educativo debería replantearse de arriba abajo, pero ¿no suena muy peligroso este deseo de arrasar todo lo que suene a pensamiento y a conocimiento del pasado? ¿No nos estarán preparando para un mundo en el que no seamos nada más que seudo-humanos con derecho a una vida de robot? Y ahí dejo las preguntas.

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