Jorge Benavides

Atarazanas

Las Atarazanas son parte de la herencia, de un patrimonio recibido y acumulado

02 de octubre 2020 - 02:31

El paciente: un Bien de Interés Cultural por su importancia histórica, cultural, arqueológica, urbanística, arquitectónica, constructiva, técnica, que pese a disponer de planos y de informes actualizados de especialistas nacionales e internacionales de todo tipo; de contar con el compromiso financiero del banco que gestiona las cuentas de la Junta de Andalucía; de la solicitud unánime de los ciudadanos; de todos los medios de comunicación según consta en unos cien artículos publicados, después de treinta años de ofrecimientos para intervenirlo, no consigue que se lo atienda.

Y no importa haber firmado un convenio con Adepa que está en los juzgados, para hacerlo bajo condiciones específicas, en un plazo señalado. ¿Spain is different?

Familiares y propietarios: las Atarazanas son parte de la herencia, o sea, del patrimonio recibido, acumulado y enriquecido sin interrupción por quienes dejaron sus huellas en Sevilla: fenicios, romanos, paganos, musulmanes, cristianos y no creyentes, estibadores, artesanos, trabajadores, religiosos, pintores, poetas, músicos y locos.

Aquella herencia material e intangible que persiste, pervive, vive y se transmite en la forma de hablar, de celebrar, de compartir, de comer, de torear a la muerte para seguir disfrutando con alegría de la vida.

¡Sevilla, qué maravilla! ¡Qué bonita es con su color especial! ¿Y van a seguir manteniéndola con uno de sus más importantes monumentos abandonado? Sí pero esta vez, no por indiferencia de los sevillanos sino de sus representantes.

Gestores y políticos. Si una persona participa en la administración de una empresa o, sin tener mandato para ello, cuida bienes, negocios o intereses ajenos, hace parte de una gestión privada, pero si es elegido como representante de quienes lo votan, tiene la obligación de gestionar, de acuerdo a la Ley, los bienes y los intereses de todos los sevillanos. Son los políticos.

Pero es casi imposible pensar en un político que triunfe diciendo la verdad. Depende de la publicidad y las recomendaciones de ésta. Acostumbra a decirla en parte según le convenga o con eufemismos tal como recomiendan a su manera Lakoff y Rifkin o apoyándose en el vigente neuro-marketing (verdad y maniqueísmo emocional).

Los políticos que están en la Junta de Andalucía después de haber prometido diferenciarse de los gobiernos socialistas, ya no pueden acudir a pretextos ni justificaciones (yo no he firmado). ¡Mienten, incumplen y se quedan tan tranquilos!

Para intervenir en las Atarazanas de Sevilla todo está listo. Solamente hace falta que los políticos cumplan con las tropecientas promesas y el convenio firmado. Ya.

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