¡Ay Sevilla...!

Londres blinda Savile Row para que no "llegue a ser indistinguible de cualquier otra calle del mundo"

22 de noviembre 2016 - 02:35

La supuesta nueva vida comercial del centro se está haciendo a costa de la vida de su comercio tradicional. Franquicias o tiendas cutres, tan rácanas en inversión decorativa de escaparates e interiores como pródigas en horteradas, ocupan los huecos dejados por la subida de los alquileres para adaptarse a la tematización (lado turístico) o la alamedización (lado nativo) de la mayor parte del centro histórico, desde la cateta Puerta de Jerez a la arrasada Encarnación pasando por el devastado entorno de la Catedral y el difunto barrio de Santa Cruz.

Al leer el artículo del compañero Diego J. Geniz La calle Córdoba cambia del piel recordé dos cosas. La primera es un Telediario en blanco y negro de tiempos de Jesús Álvarez y David Cubedo, imagínense si hace años, en el que se daba noticia de la cadena humana formada por vecinos londinenses para impedir el derribo de la antiquísima tiendecita de los números 13 y 14 de Portsmouth Street, abierta en el siglo XVI, en la que Dickens se inspiró para La tienda de antigüedades. La segunda es otra protesta también protagonizada por londinenses que tuvo lugar hace pocos años en Savile Row -desde hace dos siglos la calle de las sastrerías que representan la elegancia masculina británica, donde se vistieron desde Nelson, Dickens, Eduardo VIII o Churchill hasta Paul McCartney- tras la apertura de un firma americana de lujo hortera. No lograron el cierre, pero sí una sentencia de la Corte de Westminster que obligó a rectificar los cambios hechos en la fachada catalogada. Con humor británico un camisero de la famosa calle dijo: "Personalmente me parece mucho más grave la ropa que venden, pero cualquier victoria es válida".

Para defenderse de las franquicias los sastres fundaron la Savile Row Bespoke. Hace una semana han logrado que se prohíba que abran en su calle marcas globales. Lo ha sancionado la oficina del Lord Mayor de Westminster: "Cada año vienen a Londres 17,5 millones de visitantes que quieren disfrutar de su carácter distintivo. Es impensable que un destino de renombre mundial como Savile Row, sinónimo de la sastrería de calidad, llegue a ser indistinguible de cualquier otra calle del mundo". Es una forma inteligente de fomentar el turismo a partir de la diferencia. Aquí a los ciudadanos esto les importa tan poco, ya se trate de comercios modestos o de gran valor histórico, como a las autoridades. Mucho más que tres horas de avión separa Sevilla de Londres.

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