Carga y descarga

Habrá que vivir en otras urbes menos dispersas, que necesiten menos transportes

09 de diciembre 2019 - 02:31

Parece que todos los implicados, comerciantes, empresarios y Ayuntamiento, han llegado a un primer punto de acuerdo en el tema de la carga y descarga en la ciudad de todo tipo de suministros y adecuarlo a los tiempos actuales y a los que vendrán. Puntos de distribución y cambio de tipo de vehículos menos contaminantes y más adaptados a nuestra ciudad, en especial el casco histórico. Buena noticia, porque ya hacía falta. Parece lo más fácil del mundo porque lo vemos a diario, pero llevar a cada casa los elementos necesarios, agua, luz, gas, alimentos etc.… y retirar los desechos, los residuos, la basura, es una tarea de una gran complejidad sobre todo en una gran aglomeración urbana. Cuando he visitado una ciudad como México, con casi veintiún millones de habitantes y varias decenas de kilómetros en cualquier dirección, me sigue sorprendiendo que al abrir el grifo del lavabo salga agua clara. Parece una obviedad, pero la dificultad técnica y la inversión para que eso ocurra es enorme. Tanto como retirar las aguas sucias y verterlas en otros lugares, porque depurarlas completamente está solo al alcance de ciudades y países de alto nivel de vida. Y no digamos de retirar las basuras de la ciudad, esquina por esquina. Porque eliminarlas o reciclarlas es aún más complicado.

Por eso, cuando asistimos a las recomendaciones y advertencias de los científicos sobre el cambio climático y el calentamiento global y las medidas que hay que adoptar y los objetivos a conseguir, en gran medida se me queda corto el mensaje. Por qué no nos dicen que tenemos que cambiar de vida y abandonar el modelo de los países desarrollados, al que aspiran legítimamente todos los habitantes del planeta. ¿Desenchufar el planeta? ¿Quién está dispuesto a proponerlo? Siempre he confiado en la ciencia y la tecnología para resolver nuestros problemas y de hecho teníamos en la mano la energía capaz de sustituir a la del carbón y otros combustibles fósiles: la energía nuclear. Pero no nos ha parecido la solución adecuada porque, aunque libera menos CO2 y aliviaría el efecto calentamiento, produce otros residuos con altísimo riesgo de contaminación terrestre. Por tanto, o preparamos, y pronto, una energía limpia, barata, no contaminante, eficaz en cualquier clima y lugar del planeta o habrá que cambiar de manera de vivir. Nos hablan de la electricidad como solución, como los coches eléctricos, pero la electricidad habrá que producirla con alguna energía. Las alternativas actuales van camino de conseguirlo, pero aún no han llegado. Habrá que vivir en otras ciudades menos dispersas, que necesiten menos transporte individual o colectivo. En casas mejor aisladas y que consuman menos energía. Y consumir menos de todo. ¿Cuánto contamina la manera de fabricar nuestra ropa? Desplazar a otros países la fabricación de bienes y la producción de energía y después decirles que son los más contaminantes es una buena paradoja. ¿Podemos ser una sociedad más austera? O más avanzada energéticamente. Ya veremos.

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