Constantes vitales

Se ha demostrado que da igual quién esté en San Telmo: el dinero que tenía que llegar a los pueblos, llega

12 de junio 2022 - 01:46

Me dijo hace ya algunos años un viejo presidente de Diputación, socialista por más señas, que el día que su partido perdiera la de Sevilla, sería la señal inequívoca de que el PSOE estaba sin constantes vitales y con muy difícil resucitación. Todavía no ha pasado, pero ojo a los resultados que salgan el domingo que viene en muchas localidades de la provincia donde hasta ahora nadie ha osado poner en cuestión la hegemonía socialista. Porque el análisis tenía mucho más que ver con los pueblos medianos y pequeños que con la capital. En la capital las cosas han sido siempre diferentes y de hecho por la Alcaldía han desfilado ya los partidos que han tenido peso. La realidad social y económica es muy heterogénea y esa heterogeneidad termina trasladándose a sus instituciones y a su vida política. Pero en muchos pueblos el PSOE ha ejercido desde principios de la década de los ochenta un papel similar al que ejerció, en sus mejores tiempos, el PRI mexicano de Díaz Ordaz o de López Portillo. Un poder generosamente regado con dinero público desde las instituciones controladas por el mismo partido y que, simplemente, no se cuestionaba porque significaba puestos de trabajo y prosperidad. Esa base municipal le daba a los socialistas la proyección política que necesitaban para hacer de Sevilla uno de sus feudos indiscutidos. Y así, mandato tras mandato, hasta ahora.

Pero el cambio político que se produjo en Andalucía en las elecciones de 2018 se combinó, de una forma explosiva para los intereses del PSOE en Sevilla, con el traumático proceso de defenestración de Susana Díaz, con la falta de presencia de una oposición digna de ese nombre en el Parlamento andaluz y con las estrambóticas alianzas de Pedro Sánchez para mantener el poder en Madrid. Intente explicar en cualquier pueblo de la provincia que en los años horribles exportaba guardias civiles al País Vasco que la alianza con Bildu es un signo de progreso y verán lo que es bueno.

De todo este cóctel letal el elemento más determinante ha sido el primero. Y lo ha sido porque se ha demostrado que da igual quien esté en San Telmo: al final, el dinero que tenía que llegar, llega en forma de subvenciones y subsidios idénticos y los centros de salud y los colegios funcionan tan bien o tan mal como antes. Y eso ha hecho desaparecer el factor del miedo. La pérdida de la Junta no ha supuesto el trauma social que muchos habían pronosticado si la derecha llegaba a las instituciones que los socialistas habían conformado a su imagen y semejanza. Por todo ello, las elecciones del domingo en la provincia de Sevilla pueden suponer un final de ciclo que anuncien cambios todavía más profundos para las municipales de dentro de un año. Aunque esto todavía está por ver.

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