Luis Carlos Peris

En Éibar, una cita con lo inquietante

Desde mi córner

08 de mayo 2016 - 01:00

ESTO se acaba, pero no se ha acabado todavía y hasta podría darse el caso, temible caso, de que no terminase esta tarde. Y es que el Betis, por siempre y para siempre Real Betis Balompié, aún no agarró el billete de la permanencia en su sitio natural. Cosas que pasan y así puede verse que en ninguna parte dan al equipo de Merino como candidato al descenso y es que las posibilidades son tan nimias que pocos son los que le dan pábulo, pero...

Se trata del Betis, posiblemente el equipo, o el club, con más vocación suicida que registra el fútbol mundial. Por eso, aunque el riesgo no sería perceptible en nadie más, tratándose de él son pocas las precauciones. Un equipo que un día bajó en el descuento del último partido o que otra vez se despeñó a falta de un solo gol da pie a la toma de precauciones, incluso a tentarse la ropa cuando el reloj camina inexorablemente hacia las cinco en todos los relojes de Ipurúa.

Esta tarde se juega todo a la misma hora y se recordarán aquellos tiempos en que el morse de los carruseles ponía al borde de la catástrofe cardíaca. Hoy se va al prototipo de campo de polvareda en la actual Primera División. Ipurúa como ejemplo de la sordidez que en nada se parece a lo que se lleva en la que fuese considerada mejor Liga del mundo. Un punto le falta al Betis para no depender de nadie y ante un equipo que hizo ya los deberes, pero el Betis es el Betis.

Parecía que, desde la gran noche de Cornellà, el Betis estaría ajeno a sobresaltos, pero como no termina de rematar la faena, hoy tiene en Éibar una cita con la inquietud. La sombra del Getafe, el único con el que perdería la batalla particular en un empate a 41 puntos, ensombrece el panorama por mucho que desde fuera no lo metan en las cuentas macabras. Era Cuaresma aún y se le daba por salvado, pero no es así, hasta el rabo todo es toro y Éibar bien vale una misa... o dos.

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