Guerras del agua y el grano

La sequía, el cambio climático y la guerra de Ucrania han convertido la agricultura en materia política ultrasensible

La sequía, el cambio climático y la guerra de Ucrania han convertido la agricultura en materia ultrasensible. En Andalucía tenemos una guerra del agua con la que el presidente Juanma intenta ganar para el PP a votantes socialistas, aprovechando un malestar por la falta de riegos que pone en entredicho el crecimiento de la agricultura intensiva. Mientras, Sánchez patrulla Doñana y Feijóo le hostiga.

En el este de Europa se vive, en paralelo a la guerra militar, otra cerealista. Esa batalla le ha costado el puesto al ministro de Agricultura polaco y amenaza con quebrar la solidaridad europea con Ucrania. Los ministros de Agricultura no suelen ser tenores políticos, a excepción de los franceses; ministros del ramo como Chirac o Rocard llegaron a presidente de la República o primer ministro. Aquí en España, los que más prosperaron fueron Abril Martorell y Pedro Solbes, como vicepresidentes segundos y ministros de Economía de Suárez y Zapatero.

El levantamiento de los aranceles comunitarios al cereal ucraniano, para su exportación a África y Oriente Medio burlando el bloqueo del Mar Negro, ha provocado una crisis política y diplomática. Buena parte de ese grano, más barato que el de la UE, se ha acumulado de manera irregular en Polonia, Hungría, Eslovaquia, Rumanía y Bulgaria. Al no fluir la mercancía hacía los mercados internacionales, han caído los precios en esos países. Por la tremenda, los afectados han suspendido las importaciones de Ucrania, invadiendo la competencia de la Comisión Europea. Una victoria más de Putin.

Para completar el cuadro de notoriedad de los ministros agrícolas europeos, está en escena desde octubre a Francesco Lollobrigida, sobrino nieto de la diva del cine. A sus 51 años es un veterano: antiguo militante del MSI de Almirante y de la Alleanza Nazionale de Fini; cofundador con Giorgia Meloni de Fratelli d'Italia. Es además, cuñado de la primera ministra, está casado son su hermana. Y es un duro doctrinario: acaba de advertir al país que no debe rendirse a la sustitución étnica por inmigrantes más prolíficos. Por todo eso, Lollobrigida ejerce la coordinación del Gabinete como si fuese un ministro de Presidencia.

Todos ellos estarán en Córdoba a primeros de septiembre, en el Consejo informal de la Presidencia española de la UE. El tema central de la agenda será el mismo que ha causado nuestra guerra del agua doméstica: la seguridad del abastecimiento alimentario amenazada por la guerra, el cambio climático y la sequía. Y los demagogos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios