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Manuel Gregorio González

Guía del heterodoxo

Con el Premio Cervantes a Juan Goytisolo se solventa, digamos, una doble cuestión cervantina: la de premiar a una voz heteróclita, heterodoxa, en buena medida quijotesca, y la de ponderar una obra cuyo trasfondo, cuya raíz última, es esa misma raíz mestiza visible en el Quijote, y que Américo Castro resumiría en un tríptico inolvidable: España en su Historia. Cristianos, moros y judíos. Bien es verdad que esta heterodoxia de Goytisolo parte de aquella clasificación inserta en la Guía de los heterodoxos españoles de don Marcelino Menéndez Pelayo; bien es cierto, de igual modo, que la obra de don Américo Castro recibió una contestación no menos formidable: España, un enigma histórico, sobre cuya importancia historiográfica no es necesario insistir. En cualquier caso, la obra de Goytisolo, la figura misma de Goytisolo, parece continuar el nutrido linaje de españoles a la contra que comienza, por ejemplo, con las andanzas del Lazarillo de Tormes y La Celestina -también las de Teresa Cepeda y fray Luis de León- y termina momentáneamente en la severa elegancia, distante y melancólica, de Luis Cernuda.

Quiere decirse, pues, que la soledad de Goytisolo no es tan solitaria ni excéntrica a la tradición española, pues una de sus fuentes más vivas ha sido ésta de donde mana una españolidad diversa, en claroscuro, de perdurable vigencia. Por otra parte, el hecho mismo de que Goytisolo haya escogido, como quería Sartre, su propia tradición, muestra a las claras que, al margen de la literatura canónica en castellano, existe otro canon, en absoluto menor, al que cada época escoge como inamovible. Recordemos, a este respecto, que es en el XIX romántico cuando se recupera la obra de Cervantes, así como la figura dramática de Alonso Quijano, del mismo modo que serán las postrimerías del XIX y los primeros años del siglo XX los que descubran nuevamente a Velázquez y El Greco. En este sentido, Goytisolo, que comenzó con una literatura de carácter social, descubrirá en su obra madura a los grandes orillados, a los "guantes impares" de la Historia de España: Blanco White, Larra, Cernuda, Manuel Azaña y tantos otros. Que esto, además, se haga, no tanto desde una perspectiva ideológica -que también-, sino desde una visión más amplia o inclusiva del pasado literario español, es parte fundamental -entendemos nosotros- en las razones que le han llevado a obtener este Premio Cervantes. Unas razones que a la calidad literaria del autor barcelonés, suman una compleja concepción de España, de Europa, y de eso que Braudel llamó acertadamente el mundo mediterráneo.

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