La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El teleférico, el talismán perdido
La ventana
TIMORATOS en cantidades industriales, eso es lo que somos a este lado del mundo. Resulta que esta semana pasada acudió el presidente del Barcelona, el separatista Joan Laporta, a una peña barcelonista radicada en Tetuán. Una peña que cuenta con trescientos socios marroquíes que son barcelonistas hasta los tuétanos. Como es archisabido, en el escudo del Barça figura la cruz de Sant Jordi, Patrón de Cataluña, pero como se iba a tierras de la morería, pues Laporta ordenó censurar la cruz borrando la barra horizontal. El hombre no querría indisponerse con el Islam y le quitó la cruz al escudo, así como suena. Mientras se van levantando mezquitas hasta en el último pueblo de nuestra piel de toro, algunas incluso en local deseado por alguna cofradía católica y sevillana, ese Laporta, más catalanista que Casanova, se arruga no más cruzar la fina línea roja que nos separa de la morería.
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