Manuel Barea

Líderes en pobreza

Un día en la vida

Los servicios sociales comunitarios están desbordados, sin recursos humanos suficientes

08 de abril 2019 - 02:30

Hay veces en que la exageración es el único recurso posible si de lo que se trata es de llamar la atención sobre una situación muy grave que, además, lleva siglos cronificándose. La radicalidad es, entonces, más que necesaria. Es la única vía posible. Se hace obligada. Llega la hora en que ya no valen medias tintas. Y la moderación no sirve de nada.

La pobreza no es moderada.

Así que contra ella sólo se puede -se debe- ser expeditivo. Como lo ha sido en este periódico Salvador Muñiz, presidente de la asociación de vecinos de Los Pajaritos. "Aquí hay niños que el único desayuno que llevan al colegio son los mocos". (Ya oigo a algún necio decir que este hombre lo único que buscaba era un titular y que lo ha conseguido.) Muñiz acierta con su ¿exageración? Sí. Es que sabemos que es verdad. Aunque no guste, y aunque nuestra melindrería nos lleve a quejarnos porque la frase nos revuelve el estómago, cuando lo que debería hacer es estallarnos la conciencia. Pero aquí no explota nada. "Los pobres nunca, o casi nunca, pedirán una explicación de todo lo que tienen que soportar", escribió Louis-Ferdinand Céline en Viaje al fin de la noche.

En el Plan Estratégico 2030 que hace algo más de una semana fue presentado en sociedad por todo lo alto en un acto en el Paraninfo de la Universidad de Sevilla se resalta que en la ciudad hay siete barrios entre los quince más pobres de España. Los Pajaritos y las Tres Mil Viviendas ocupan los dos primeros puestos de esa nómina de la miseria nacional. O sea, casi la mitad de la pobreza urbana del país se concentra en Sevilla, "una situación incompatible con un modelo de ciudad compartida y justa", admite el informe.

¿Y qué se ha hecho hasta ahora?

Los dirigentes vecinales tienen una respuesta: nada. O bastante poco. Que a fin de cuentas viene a ser lo mismo. Lean si no lo que dicen (https://www.diariodesevilla.es/sevilla/Pajaritos-Poligono-Sur-pobreza-ninos_0_1341766156.html).

Ese plan estratégico tiene intenciones loables que tendrán que bregar contra una natural y más que justificada incredulidad cuando afirma que "el reto para 2030 es acabar en su totalidad con la situación de mayor pobreza que sufre un porcentaje de la población y reducir muy significativamente el de la población en riesgo de pobreza". Pero para este objetivo son clave unos servicios sociales comunitarios a los que no se ha cuidado, ni se les ha fomentado ni promocionado y, sobre todo, no se les ha dotado de recursos humanos y económicos suficientes. Están desbordados: por ejemplo, la Unidad de Trabajo Social (UTS) de Los Pajaritos está dando citas ¡para noviembre!. Otra lista de espera. Ésta de personas muy necesitadas, sin tener dónde agarrarse. Y cada vez más larga.

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