La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El 'inquifatuo' de la Moncloa
CONOCÍ a un venerable heteropatricarca que, cada vez que pasaba una de esas motillos bajoandaluzas sin tubo de escape armando escándalo, solía decir con mueca despectiva: “Ahí va uno buscando a su padre”. Así me siento yo hoy, como un huérfano buscando un padre de la patria sevillana (que la andaluza ya lo tiene). Y tras la interviú que le hice hace unos días al poeta y guionista de Jesús Quintero, Javier Salvago, no se me ocurre otro mejor que Manuel Machado. No su hermano Antonio, que, aunque gran maestro de nuestra lengua, tenía en el alma más choperas que naranjales, sino el gran y aceitunado Manuel, aquel al que la mala leche sectaria de los cenáculos literarios había arrinconado en el olvido hasta que los poetas de los 80 y Borges lo reclamaron como lo que de verdad es: uno de los mejores vates del siglo XX y, al paso que vamos, del XXI. Pero no se es padre de la patria si no se tienen padrinos en la política. Así que a ver si me pego un poco a Antonio Muñoz, que es hombre con inquietudes culturales (además de primerísimo edil y delegado municipal de la cosa), y se lo propongo a bocajarro: alcalde, ya sé que este Ayuntamiento es muy de la Memoria Histórica por aquello de la dignidad, y que don Manuel, por las cuestiones que sean, se alistó en el llamado bando nacional-nacionalista-sublevado-fascista, pero haga un ejercicio de generosidad poética y elévelo a los altares marmóreos de Padre de la Patria Sevillana. Méritos no le faltan: quién si no él escribió aquello de ‘Medio gitano y medio parisién –dice el vulgo–,/ con Montmartre y la Macarena comulgo’ o aquello otro de ‘Bebo, por no negar mi tierra de Sevilla,/ media docena de cañas de manzanilla.’ Más méritos: nadie como don Manuel, nos recuerda Fernando Ortiz, llevó con mayor galanura la capa verde de buen paño, “su clámide andaluza”, regalo sevillano del periodista Gómez Carrillo, cuando visitó la ciudad en su viaje de novios con Raquel Meller. Y, sobre todo, nunca una obra destiló más orgullo por una ciudad, incluso desde sus lejanías parisinas y madrileñas. No se lo piense mucho, alcalde, aproveche que estamos ya en plena Feria del Libro y hágale un guiño a la literatura de esta ciudad, no sólo a las escritoras mediáticas y al perol cultural. Ya sé que tenemos el premio de poesía Hermanos Machado, pero es del todo insuficiente. Manuel Machado, entre lo chic y lo torero, bien podría ser el padre de la patria hispalense. O Cernuda o Bécquer o El Pali mismo.
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