Baja temeraria

Mercedes de Pablos

Mari Cruz Soriano y los que afinan su piano

Si alguien nacido hace tres décadas, que algunas son, leyera por encima de mi hombro el título de este artículo, tendría que explicarle todo menos, tal vez, la palabra piano. Eso pensaba escuchando el último disco de Miguel Costas, que bautizó así a su primer grupo, con German Coppini, antes de reconvertirse en el inolvidable Siniestro Total.

Costas, que es músico-músico, no ha parado en todos estos años, ha escrito más de trescientas canciones y formado y abandonado un montón de grupos, entre otros el que me sirve para el título y que hace referencia a la popular presentadora de televisión que solía tocar el piano entre entrevista y entrevista y que casó, más tarde, con el ex ministro de Interior y ex alcalde de Zaragoza Juan Alberto Belloch. Todo esto que cuento es más que sabido, pero tengo la impresión de que mientras escucho lo último de este guitarrista y compositor estupendo, en realidad ando rebuscando en la cajonera de mi memoria. Eso de los afinadores de piano, entre tanta jerga, suena a Ghostwrite, el que le pone el lazo a los discursos del prócer de turno y quien dice discurso dice tuit, que anda la cosa cortita de retórica, también.

"Nosotros los de entonces ya no somos los mismos"… pero ¿"a veces nos gusta una canción"? Oyendo a Miguel Costas me siento rabiosamente contemporánea de los míos, cosa que nunca fui. Las niñas raras no es que, según Groucho, no entráramos en un club donde se admitiera a gente como nosotras, es que ni nos atrevíamos a llamar a la puerta. Sea por ratones de biblioteca, sea por no competir con las de la cintura de avispa y mechón oxigenado y taconazos, nunca pretendimos saltar con Tony Manero a la pista, sino más bien hilar la hebra con el que ponía los discos. Una amiga me confesó un día que notaba que se había hecho mayor porque empezaba a encontrar interesantes a los de su edad. El edaismo feroz que todo lo alcanza, ya sea por demasiado joven o demasiado mayor, la fecha de nacimiento siempre puede ser usada en tu contra. Si te dejas. Costas, como Andrés El Pájaro, como Jorge Salán, sigue tocando, componiendo, cantando con este regrabado Ante todo mucha calma, que cumple otra vez el milagro de la música de hacer que nos sintamos milagrosamente vivos. Ya no necesita pantalones pitillo ni chaquetas robadas al doble de José Luis Moreno. La felicidad sigue siendo esto.

Hace exactamente 121 años, el ministro chileno Enrique Mac Ivar pronunció uno de los discursos más celebres de la historia parlamentaria: "Me parece que no somos felices", fue su primera frase, para luego hacer una larga y sentida reflexión sobre la crisis moral y económica de su país. Ni tenía dircom ni había encargado una encuesta. Dijo lo que pensaba. La felicidad. Siniestro Total. Ayatola, no me toques la pirola.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios