Ricardo Castillejo / Rcastillejo@Grupojoly.com

Medíos días, días enteros

Cosas que pasan

08 de noviembre 2009 - 01:00

SI les digo que Carmen Martínez Bordiú y Colin Farrell tienen más en común de lo que parece posiblemente o se echarán las manos a la cabeza, o pensarán que se trata de unos vínculos forzados. Nada más lejos de la realidad pues, en la nueva película del actor de Alejandro Magno -en la que comparte matrimonio con "nuestra" Paz Vega-, interpreta a un fotógrafo de guerra cuyos tormentosos recuerdos son tratados por el abuelo de su esposa, el gran -en todos los sentidos- Christopher Lee, especialista en tratar psicológicamente soldados durante la dictadura ¿de?... ¡Exacto! ¡Francisco Franco, abuelo de la esposa del simpático José Campos!

Ésta, madrina para la inauguración de la "Grado Floristería", en la sevillana calle Rioja, cenó en la ciudad del Guadalquivir la noche del viernes pasado mientras, Colin y su troupe, presentaban su película en un Festival de Cine Europeo qu e no podía haber encontrado una Delegada de Cultura más auténtica que Maribel Montaño. Ésta, como el resto de invitados a la gala de inauguración, estaba emocionada con la presencia de un sex symbol con el que, por la mañana, coincidí en un encuentro con varios compañeros.

Allí Farrell demostró que son los mediocres los que suelen ir de divos y que, los grandes como él, no necesitan el uso y abuso de poses afectadas para marcar según qué innecesarias distancias. Con camisa de cuadros, gafas de sol doradas Ray Ban, dos grandes anillos -uno dorado, el otro plateado-, tatuajes en sus brazos, varios colgantes, barba de varios días y pelo informal hacia delante, el actor fumaba pitillos de la firma American Spirit mientras respondía amablemente preguntas que, cómo no, se quedaron cortas ante tamaño personaje. La nietísima, por su lado, también podría presumir de trato exquisito y, aunque vino sin su marido, no dejó de derrochar amabilidad y de atender al personal que acudió a su acto con una sonrisa de oreja a oreja. Ante un panorama como el descrito, ¿por qué le damos tanta importancia a medios días cuando existen días enteros?

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