Luis Carlos Peris

Ojalá que sea punto de partida

desde mi córner

Pidamos todos por que ese enorme poder de convocatoria de ayer en Nervión se corresponda con el éxito

09 de septiembre 2011 - 01:00

CONVERTIDO por decisión propia en caudillo indiscutible, el paso adelante de José María del Nido en el asunto de los desequilibrios económicos que permite la Liga de Fútbol Profesional debe ser fundamental para que este estado de cosas cambie de una vez. Fue un cornetazo el del racial abogado sevillano que gozó de muchos seguidores, muchos más de los que preveíamos los no muy optimistas, para demostrarse que aunque no estaban todos los que son, sí hay que convenir en que sí merecen mucho la pena los que sí estuvieron, incluidos los que, en ley concursal, recibieron el consejo de que mejor, calladitos.

Y ahora la pregunta es si la reunión de ayer en el Sánchez Pizjuán servirá de algo, mayormente para cambiar el estatus aberrante que impera. Y si un servidor era pesimista en cuanto al éxito de la convocatoria, no pierdo la antigüedad y extrapolo ese mismo pesimismo al éxito de la jugada. Ojalá esta revolución que ha promovido el presidente del Sevilla termine bien y no con sus impulsores en el cadalso; por supuesto que cadalso simbólico, que hay gente que gusta de coger el rábano por donde le da la gana. Es tanto el poderío de los dos colosos, tanta su connivencia con los que reparten el maná televisivo que, la verdad, no veo tan claro el triunfo de la revolución.

Pasa, por si fuera poco, que bucea un servidor por los medios de alcance nacional y no los veo muy dispuestos a contrariar a los mandarines y sus sicarios. Lo que debiera ser un clamor se cuestiona y hasta se mezclan churras con merinas, o, peor aún, desde esas radios que son víctimas de la situación se continúa manteniendo la especie de que sin Realísimo y Barça el sol dejaría de salir cada mañana. Ojalá lo de ayer en el antepalco del Sánchez Pizjuán sea el punto de partida para un mundo mejor; para un mundo en el que no quepan mercanchifles, chiquilicuatres, trileros vocacionales y personajes como los que llevaron al fútbol a la encrucijada que padece y sufrimos.

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