Carlos Colón

Parkings, naranjos y olvido

La ciudad y los días

11 de agosto 2011 - 06:52

A ningún alcalde, que yo recuerde, se le han tirado al cuello antes de que pasaran los cien días de rigor como a Zoido. Si hace lo que prometió, como la derogación del Plan Centro: al cuello. Si la desastrosa gestión de la anterior corporación le hace difícil o imposible cumplir lo que prometió, caso de los parkings: al cuello. Se critica por igual el cumplimiento o el incumplimiento de su programa o sus promesas. Y se silencia que la responsabilidad última es de quienes antes firmaron o dieron el visto bueno a esos contratos y ahora los utilizan desvergonzadamente contra quien intenta remediar el desastre.

Desde el día en que se supo el resultado de las elecciones anuncié que Zoido iba a tener que enfrentarse a una oposición rabiosa. Me quedé corto: es rastrera. Escribía ayer un lector: "Los que han participado en toda clase de fullerías y cometido errores, los parkings entre ellos, se rasgan las vestiduras. Critican el detergente que no limpia la mancha que ellos echaron". Coincido con él. Mal está prometer lo que después no se puede cumplir (aunque el asunto de los parkings aún no está cerrado); pero peor está haber hecho las cosas tan rematadamente mal que sea imposible la rectificación. Espadas, tal vez sugestionado por las películas de superhéroes, se ha puesto las mallas y la capa de Capitán Sevilla o de Superoposición exigiendo al alcalde que "rompa la paralización en que este asunto se ha enquistado".

¿Olvida quién fue el responsable de las condiciones contractuales y dejó que el asunto se enquistara? Corta memoria de lo reciente en quienes presumen de tener tan larga memoria histórica.

¿Le van a echar también a Zoido la culpa de que se mueran los naranjos que plantó Monteseirín en la Avenida? Entonces se confundió peatonalización con desertización, se cortaron los espléndidos árboles que convertían el último tramo de la Avenida en un túnel verde y se plantaron estos naranjos de pega que parecen los troncos con ramas pinchadas de los pasos del Prendimiento, el Beso de Judas o Montesión (más frondosos, por cierto, que estos mojones con ramitas). Ahora son cacas secas. Muchas veces he escrito sobre el arboricidio de la Avenida (¿en qué ciudad del mundo se inician las reformas de peatonalización talando los árboles?) y el disparate de poner en la larga y ancha avenida de una ciudad con cinco meses de verano despiadado arbustos en macetones y naranjos enanos. Ahora la Asociación Amigos Jardines de la Oliva denuncia que se están secando.

¿Le echamos la culpa a Zoido en vez de a quien cortó los grandes árboles para plantar estos naranjos de pega?

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