La tribuna

Carmen F. Morillo

Periodistas con lazo blanco

LA mayor parte de los medios de comunicación lucirán esta semana el lazo blanco que, desde 1991, representa la lucha contra la violencia hacia las mujeres. Un grupo de hombres canadienses lo utilizó por primera vez para romper el silencio que permitía que esa violencia continuara. Fue un 6 de diciembre, dos años después del asesinato de 14 mujeres estudiantes de la Escuela Politécnica de Montreal, acribilladas a balazos por un joven que se oponía a que las mujeres accediesen a profesiones tradicionalmente masculinas. Por otra parte, el 25 de noviembre de 1960 fueron brutalmente apaleadas hasta la muerte en la República Dominicana las hermanas Mirabal, ejemplo de valentía y de dignidad frente al dictador Trujillo. Tras cada 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género, tras cada lazo blanco, hay millones de historias trágicas protagonizadas por mujeres de todo el mundo. Sobre la mayoría seguirá cayendo el manto del silencio, del olvido y de la incomprensión.

Incluso en España, no resulta difícil encontrar quien todavía no reconoce la violencia machista, quienes responsabilizan a la propias mujeres de su situación, quienes cuestionan no sólo las medidas de protección y prevención consensuadas por el poder legislativo sino también aquellas encaminadas a promover una sociedad más igualitaria en todos los ámbitos, medios de comunicación y publicidad incluidos.

El debate de la ética y la responsabilidad de los medios frente a la violencia de género, presente en la sociedad española desde hace muchos años, no se ha resuelto. Se han erradicado conductas que antes eran frecuentes, como criminalizar a las víctimas, pero el tratamiento informativo que se da a este problema sigue suscitando controversia y malestar. Esa preocupación no se ha trasladado con igualdad intensidad a los medios, aunque de vez en cuando saltan las alarmas: la última como consecuencia del bochornoso espectáculo que algunas televisiones están ofreciendo en torno a Jesús Neira, o el debate generado a partir de que expertos advirtieran que determinadas noticias pueden provocar un efecto repetición en potenciales maltratadores, idea que comparte casi un 48% de la población, según el Barómetro que ha realizado este año el Consejo Audiovisual de Andalucía.

Siete de cada diez andaluces consideran que los medios abordan de manera sensacionalista la violencia machista, si bien ha mejorado la percepción sobre el tratamiento informativo que reciben las víctimas: el 58,5% opina que es correcto y adecuado. No cabe duda que, desde 1997 -cuando Ana Orantes fue quemada viva tras denunciar su caso en Canal Sur-, los medios de comunicación han contribuido a concienciar a la sociedad, una opinión que comparten casi el 80% de las personas consultadas en el Barómetro Audiovisual.

Los medios y los periodistas están especialmente implicados en la prevención y erradicación de la violencia de género. Esa misión se pone claramente de manifiesto en la ley orgánica de 2004 y es aún más evidente en la ley aprobada en 2007 por el Parlamento andaluz, que encomienda a los medios la elaboración de mecanismos de autorregulación que garanticen la difusión de informaciones relativas a violencia de género de acuerdo con la ética periodística. Los medios públicos deben, además, colaborar e impulsar acciones de publicidad específicas para prevenir y erradicar la violencia machista.

Al Consejo Audiovisual de Andalucía le corresponde adoptar las medidas que procedan a fin de que los medios traten la violencia de género en toda su complejidad. Y queda mucho por hacer: la mayor parte de los medios carecen de criterios que aseguren un adecuado tratamiento informativo. Es un reto que los periodistas conozcan y apliquen las recomendaciones y normas deontológicas necesarias para abordar un problema tan complejo. La objetividad y el rigor periodístico no están reñidos con la beligerancia hacia la violencia ni con la promoción de la igualdad, a lo que no contribuye precisamente la invisibilidad de las mujeres en los informativos o la imagen estereotipada que ofrece la publicidad. En un medio público como la RTVA, las mujeres sólo ocupan el 25% del tiempo de palabra de los noticiarios. Además, abundan los programas televisivos dirigidos a menores de edad que banalizan la violencia de género o que transmiten modelos sociales sexistas.

Cada 25 de noviembre mejora el volumen y la calidad de la información sobre los malos tratos, pero la lucha contra la violencia machista es una carrera de fondo. Se disputa todos los días y es imprescindible que, para llegar lo antes posible a la meta, los medios de comunicación lideren esa maratón enarbolando el lazo blanco en sus noticias y en sus programas.

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