Hyde

Petardada visitante

La otra tele

03 de diciembre 2009 - 01:00

TERMINADOS los primeros cuatro capítulos de V, que no volverá a la ABC hasta marzo tras un parón justificado con motivos de programación deportiva pero que se corresponde con el disgusto de los ejecutivos de la cadena con los guiones, tenemos que darle la razón a quien devolvió la serie a corrales. V tenía el cercano antecedente de Battlestar Galactica para fijarse en cómo se hace un remake. También la ventaja de que los efectos especiales actuales, en la era digital, permiten cualquier tipo de fantasía, cuando los lagartos originales eran objeto de cachondeo en el colegio al comerse una rata -de hecho, las ratas de gominola se vendieron como rosquillas-. Pero el hándicap del casting y unos malos guiones se han cargado la serie nada más empezar. Lamento la desilusión, pero cuando lo mejor de un show es su cabecera de arranque, que promete un suspense y una tensión que después nunca llegan, poco mas se puede decir. Elizabeth Mitchell lo hacía muy bien en Lost como secundaria, pero no da la talla para protagonizar esta serie. El padre Landry que interpreta Joel Gretsch, el nuevo Mike Donovan, da la impresión de echarse a llorar en cualquier momento. Nadie ha conseguido cautivarnos en cuatro episodios. Quizás sólo se salve de la quema la brasileña Morena Baccarin, aunque ya siendo hora de que salga del armario lagarto y nos enseñe la pérfida que esconde detrás de esa cara angelical. La línea argumental tampoco nos convence, más bien nos indigna, por tramposa. Tras el ya comentado recurso símil de los visitantes con Obama por intentar implantar una Seguridad Social universal -metáfora que los guionistas niegan pese a que nadie cree que puedan ser tan estúpidos de haberla escogido por casualidad-, ahora resulta que los invasores van a recurrir a la manipulación de las vacunas de la gripe A para controlar, quien sabe si deglutir, a la especie humana. Pero ni por esas trampas se salva V.

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