La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El teleférico, el talismán perdido
Visto y oído
RESPETO muchísimo, desde su fundación, las formas de hacer de Canal +. Pero permítanme que confiese que su oferta, en lo referido a la producción propia, me sabe a poco. Mi menú de programas proveniente del canal de pago, de aquí a Navidad, cabría en una docena de horas. Me bastaría un día para ver todo lo que me interesa en mi deuvedé, algo que, por otro lado, no es necesariamente malo. Ya quisiéramos, dirían algunas lenguas de doble filo que yo me sé, encontrar doce horas de televisión de gourmet durante un trimestres en otros canales. Lo cierto, fuera de bromas, es que a un contenedor como Canal +, que durante las últimas dos décadas ha sido referente del audiovisual de calidad, habría que exigirle todo. Incluso en estos tiempos de crisis.
Su formato estrella de la producción propia vuelve a ser De par en par. Veremos tres entregas con Luis Rojas Marcos y Ainhoa Arteta, Pau Gasol y Paz Vega, y Rosa María Calaf y Alex de la Iglesia. De acuerdo que el diseño de producción es complejo. Pero que desde la pasada primavera hasta el fin de año sólo podamos asistir a estas tres sesiones de excelente televisión, insisto, sabe a poco.
También tendremos El Mundo de Millás, sí, ese Premiazo Nacional, en entregas donde tendrá carta blanca para elegir a sus temas, y que a sus incondicionales no siguen pareciendo demasiado dilatadas en el calendario. Sigue Boyero y Cía, esa joya.
Y se incorpora Javier Coronas con un nuevo concurso de periodicidad mensual, Ignorantes ilustres. Habría que poner empeño, costara lo que costara, en realizar formatos semanales o citas diarias, máxime cuando el canal Cuatro, en principio heredero natural de la producción propia del canal de pago, está desatendiendo algunos de sus compromisos.
En fin, por pedir que no quede. Hablamos con el corazón.
También te puede interesar
Lo último
Comedia sin título | Crítica de flamenco
Perlas coreográficas del universo lorquiano
La ventana
Luis Carlos Peris
La falta de educación ya como plaga
Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
La burbuja inmobiliaria
La tribuna
¿La última vuelta al cole?