Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Populismo, ¿Sí en Plaza Nueva y no en San Telmo?

Si los populistas de izquierdas han "secuestrado" a Espadas, ¿quién sostiene a Moreno y a Marín al frente de la Junta?

El penúltimo rifirrafe en el Ayuntamiento entre el gobierno municipal y la derecha ha sido a cuenta de la posibilidad de la subida del precio del billete de viaje único en los autobuses públicos de Tussam. Si así ocurriera, se pondría a 1,50 euros. Diez céntimos más, ahora está a 1,40. Cualquiera que de vez en cuando se ve obligado a coger el autobús por las razones que sean -la lejanía del destino, la pereza o el cansancio, y hasta el ahorro, sí, el ahorro, porque hay mucha gente para la que un taxi es un dispendio extra- sabe que no es un subidón. Ni mucho menos un atraco. El billete único está para eso. Para quienes hacen uso del servicio de Tussam episódicamente. Quien por motivos de trabajo, de estudios o de cualquier otra índole sube y baja a diario de un autobús público, quien usa una línea como su trayecto de ida y vuelta obligado durante más de trescientos días al año, no compra un billete cada vez que lo hace. Sería del género tonto. O la extravagancia de algún filantrópico estrafalario... Para todas esas personas Tussam dispone, ya lo saben, de bonobús, tarjeta para los mayores, etc... Así que lo que la derecha municipal -y Facua también- considera un sablazo va a recaer sólo sobre gente que coge el autobús casi por error y sobre -mire por dónde- algunos turistas que lo quieren probar todo, incluido el transporte público de la ciudad. No, no es para ponerse como lo ha hecho la derecha y también los de la asociación de consumidores.

La derecha... Ésta tiene ahora la misma explicación para todo lo que haga y deje de hacer Espadas. Desde que el alcalde llegó a un acuerdo con Adelante Sevilla para el presupuesto de 2020, cualquier movimiento suyo -y hasta el no movimiento, su inacción- respondería a su condición de víctima de un "secuestro" de la extrema izquierda o la izquierda radical (como se prefiera). Populista, por supuesto. El juego -incluidas sus trampas- que le están dando a esto del populismo unos y otros según les conviene alcanza ya niveles estratosféricamente ridículos... A la competición asisten, ya más bien aburridos, los ciudadanos. Aunque algunos caen en el error de creer lo que les dicen: son los tontos que compran el billete único a diario. Para los grupos municipales de PP y Ciudadanos, Espadas padece el síndrome de Estocolmo con los populistas de extrema izquierda, que a su juicio serían los que dirigen el rumbo de la gestión municipal. Y lo proclaman con un desparpajo que ya podían haber exhibido en la última gala de la MTV: olvidando que los jefes de sus partidos (Moreno & Marín Asociados) tienen sendos despachos en San Telmo como presidente y vicepresidente del Gobierno andaluz gracias al populismo de extrema derecha.

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