Recuerdo de un motivo pecaminoso

12 de enero 2017 - 02:32

Cualquiera iba a adentrarse por los procelosos caminos que conducían al Teatro Circo Chino que tenía como gran señuelo a la muy sicalíptica Manolita Chen. Espectacular vallecana que, con sus voluptuosidades, atraía a un personal cortocircuitado por el catecismo del Padre Ripalda y la amenaza tangible del fuego eterno. De haber ido a ver el espectáculo, no sé con qué cara nos habríamos postrado ante aquel confesor que nos tenía acojonados con el puñetero fuego eterno y su terrible pareja la eternidad. Recuerdos de la Feria del Prado con el Circo Chino en lo de Luca de Tena junto a la Enramadilla y pared con pared con los Hermanos Canario, dos gemelos gordísimos tras una urna que apenas movían el dedo gordo de un pie. Bueno, pues Manolita Chen se ha muerto y ahora nos pesa no haberla ido a ver jamás por no escuchar al confesor. Qué cosa.

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