El Sevilla reconoce a uno de sus pilares

Bien pasada la edad de jubilación, Pepe Bernet se va a su casa por la puerta mayor de todas

15 de junio 2019 - 02:35

Dentro de la preñada agenda de actos hechos de material sensible que el Sevilla propone desde que los parió José María del Nido para que Pepe Castro los prosiga, un pilar del club ha recibido el debido reconocimiento a su ejecutoria. Se trata de José Bernet Blanco, Pepe Bernet en el mundo, que se va a su casa tras cuarenta y cuatro años de servicio y de erigirse en piedra angular del club blanco en las duras y también en las maduras.

Cuando Eugenio Montes llega a la presidencia ejecuta una labor de limpieza que se lleva por delante a empleados de muy larga trayectoria. Una limpieza que el recordado presidente hace tapándose la nariz y endureciendo el corazón por lo doloroso de la tesitura. Y, claro, quedaban huecos en un organigrama que nada tiene que ver con la magnitud del actual. Hace un casting para reclutar un administrativo solvente y es un joven llamado José Bernet el elegido.

Era el Sevilla de la calle Harinas, con la secretaría en la que fue casa de don Adolfo Cuéllar, y a él llegó Pepe para ponerse a las órdenes del omnímodo Pablo Sosa, otra institución que había llegado a la cumbre del organigrama desde que entrase de botones en las oficinas de calle San Miguel. Pablo Sosa, ya fallecido, cayó en desgracia a la llegada de Luis Cuervas y Pepe Bernet fue consolidando su papel a la vera de Manolo Vizcaíno hasta convertirse en esencial para el club.

Y vinieron duras tan duras que no se sabe qué hubiera ocurrido sin el concurso de este contraguía de la Hiniesta. En esas duras que tanto duraron, Bernet fue el sostén de una estructura desestructurada a fuer de telarañas en la caja. Y ya en las maduras, rodeado de gente muy capaz, continuó siendo un pilar. Ahora, bien pasada su edad de jubilación, Pepe ha dicho ya estoy yo en mi casa y el Sevilla, como suele, se lo ha reconocido. Adiós a un ejemplo de fidelidad y de eficiencia.

stats