CON los deberes cuasi rematados llega el Sevilla a la encrucijada facilona de visar su pase a la siguiente puerta de entrada. Puerta de entrada o de retorno a la competición que tanta plata le reportó y lo hace en uno de esos territorios que aún no holló el tan baqueteado en asuntos europeos Sevilla Fútbol Club. Nunca había el equipo blanco jugado en zona balcánica y será en Montenegro donde debute y siga avanzando.

A pesar de que el presente dice que el Sevilla entró por la gatera que le abrieron el TAS y las irregularidades presuntas de Málaga y Rayo, su pretérito reciente no puede ser más determinante. Y así como le tocó en el bombo un equipo tan desconocido como este Mladost Podgorica, también el bombo de mañana va a depararle un obstáculo más que asequible para entrar en la fase de grupos. Porque ¿alguien duda que el equipo de Unai Emery visó ya su clasificación?

Juega hoy el equipo sevillista en la capital montenegrina, situada muy cerca de la frontera con Albania, y de ahí marcha a Manchester para comparecer en Old Trafford en el homenaje a Ferdinand. Dos compromisos en sólo veinticuatro horas con un largo viaje desde el país balcánico a la industriosa capital del Norte de Inglaterra. Un compromiso oficial pero ya resuelto más otro en el que sólo está en juego algo tan intangible y deseable como es el prestigio.

Reforzándose adecuadamente, el Sevilla ha cortado la sangría sentimental que pudo suponer la marcha de dos emblemas como Navas y Negredo a la vez que ha renovado una ilusión, la de su gente, que estaba un poquito así como en tenguerengue. Esta noche y después de lo visto hace una semana en Nervión, el Sevilla pasará sin problemas en una especie de pelea de Goliath con un David que no recordará al bíblico porque ni siquiera tiene una honda con la que intimidar.