Visto y oído

Francisco / Andrés / Gallardo

Tetamen

15 de septiembre 2009 - 01:00

SIN Duque, Sin tetas no hay paraíso se presentaba el domingo con el desafío de si era capaz de aguantar sin el malo buenorro. A ese público tan complaciente con las producciones de barrio bajos, tacones altos y fauna estupenda no le importa la ausencia de Miguel Ángel Silvestre m ientras se mantenga la tipología de sus habitantes y se sostenga ese cuento cotidiano de lujocruterío, drogas, tiros y polvos románticos. La esencia de ese paraíso.

El serial de Grundy, un tesoro para una Telecinco con ansias de remontar, sigue en su línea de culebrón elaborado, de telenovela con algo más de presupuesto, que se convierte en una superproducción para paladares poco exigentes. Como les diría, como una hamburguesa de restaurante con ínfulas.

Entre los dos nuevos protagonistas masculinos tenemos a Manuel Cardona, policía lobo estepario, latino sexy y serio pero buena persona; y El Gato, ex gavilán, que puede ser lo más cachondeable de este serie porque parece una caricatura de malo culebronero. Sólo le falta en cada remate pronunciar la oferta de Supersol. Es Amaia Salamanca la que de verdad recoge al Duque, la que parece reconcentrar el alma de malhechora fría después de su traumática experiencia carcelaria. Le han dado el papel de duquesa, en un universo sin escrúpulos y con justito nivel actoral. No es creíble que el casi omnipresente Roberto Álvarez sea el que controle el narcotráfico en el barrio del club de Jessi (la pelirroja María Castro que fue la única que acudió al encuentro promocional de La noria, para mosqueo de Jordi González). Sin tetas sigue siendo una producción facilona, manufacturada con cierto rigor, que viene sobre todo a encandilar a una audiencia juvenil entusiasmada con las camisas negras, las poses chulescas y ese paisaje underground de alcohol y drogas de una noche de movida.

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