Turina y su 'Orgía'

Hemos hecho gestos, pero ahora hay que llevar su nombre y su obra a donde se merece

Lasdanzas Fantásticas de Joaquín Turina de 1919, son su obra más conocida y difundida y de las tres piezas que la integran, (Exaltación, Ensueño y Orgía) es esta última, Orgía, la más conocida entre nosotros, posiblemente porque está inspirada en una farruca andaluza y porque fue repetidamente programada en la radio el pasado siglo como sintonía de programas populares en la principal emisora sevillana. Les paso el enlace por si gustan oírla mientras terminan de leer este escrito o en cualquier otro momento. (https://open.spotify.com/track/6s3XfwMlv42GMO89weH4ae?si=e1044cf11f744c2d) La pieza está directamente inspirada, según el autor, en la novela del mismo nombre, Orgía, de José Más, periodista y escritor sevillano, que la escribió en ese mismo año de 1919 y que describe a la perfección el ambiente de la Sevilla del momento a través de las andanzas de un joven de la alta sociedad sevillana de evocador apellido, Jorge Mañara. Que ocupa la mañana en pasear o visitar a la querida, acompañar a su madre en el landó familiar al palco de la temporada de ópera del Teatro San Fernando y por la noche a las cupletistas en los balconcillos del café Novedades en la Campana o en los locales de variedades de calle Trajano, más eróticos o subidos de tono, más sicalípticos como se decía entonces, para terminar amaneciendo en la Venta Eritaña, de donde salía para afeitarse en la barbería de Sierpes esquina a la Plaza de San Francisco, que algunos aún llegamos a conocer con sus vidrieras y espejos, y vuelta a empezar.

Esa ciudad era también la que preparaba la Exposición Iberoamericana, cuyo centenario debemos celebrar como se merece, pero que en los años que aún restan podíamos ir valorando a los artífices de aquel brillante momento, que algunos centran en el regionalismo, pero que prefiero abrir el campo artístico y hablar de la época del modernismo por más universal y poético y porque nos sigue representando. Deseaban un mundo armónico, pleno y rodeado de perfección. Que todo fuera un goce para los sentidos. Pero también para la satisfacción de los deseos que el novelista sugiere en la palabra orgía, y que nos trae a los tiempos actuales de claro hedonismo. Un tiempo en que Turina compone sus piezas sinfónicas dedicadas a Sevilla y Joaquín Sorolla nos regala los paisajes del Alcázar con sus estanques, flores y albercas, que exhiben su capacidad y sensibilidad y su famoso cuadro del patio del café Novedades con una flamenca que nos recuerda por los cuatro costados a Pastora Imperio en sus movimientos.

Toda esta reflexión viene porque pienso sinceramente que Sevilla y los sevillanos no hemos homenajeado como se merece a nuestro compositor Joaquín Turina. No digo que lo hayamos olvidado, pero no puede ser solo el vecino de Luis Cernuda que tocaba el piano en la calle Goyeneta. Hemos hecho gestos, una placa, un colegio, una sala de conciertos, pero ahora hay tiempo para tomar su nombre y su obra y llevarlo entre nosotros a donde se merece.

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