Va a ser muy duro

Susana Díaz, en su primera intervención parlamentaria tras la baja maternal, se mostró dispuesta a pactar un gran plan de recuperación para Andalucía

Susana Díaz y un diputado de su grupo se dirigen a la capilla de las Cinco Llagas para la sesión parlamentaria.
Susana Díaz y un diputado de su grupo se dirigen a la capilla de las Cinco Llagas para la sesión parlamentaria. / José Ángel García

25 de abril 2020 - 10:01

El fantasma del profesor Maíllo se paseó ayer de nuevo por la capilla de las Cinco Llagas. La derecha gobernante vino a una sesión, que calificaron todos sus portavoces de histórica, pertrechada de citas literarias de autores mayormente de izquierdas. Empezó Juanma Moreno diciendo unos versos del poema No te rindas de Mario Benedetti, siguió el portavoz de Ciudadanos Sergio Romero armando su alocución con el Ensayo sobre la ceguera de José Saramago, abundó el popular José Antonio Nieto con frases del Robinson Crusoe de Daniel Defoe y en su segunda intervención, como si llegase tarde, se sumó Alejandro Hernández de Vox, con una alusión a Albert Camus.

Hubo buena disposición general a la propuesta de Juanma Moreno a todas las fuerzas políticas de una alianza para la recuperación de Andalucía. La sesión especial de la Diputación permanente sirvió para el retorno vigoroso a la actividad de Susana Díaz; seria, convincente y dispuesta a un consenso parlamentario sin rodeos. El presidente tuvo una primera intervención larga, repetitiva, retórica en exceso y escasamente humilde, de casi hora y media. La falta de limitación de tiempo le acabó perjudicando, ante su pretensión enciclopédica. Se echó de menos un estilo menos latino, con la brevedad y concreción anglosajonas.

Llevaba ya hora y cuarto en el uso de la palabra, explicando su buena gestión de la crisis sanitaria, cuando ¡por fin! abordó la alianza para la recuperación. Y aquí no se fue por las ramas. Dijo que vienen tiempos muy duros, que nada va a ser como antes y que todo lo que se haga será insuficiente. Marcó seis ejes, educación, integración social, la Andalucía verde, innovación, digitalización, y empleo o emprendimiento. Quiere movilizar unos 4.000 millones de euros con este fin, que no dijo de dónde saldrían, aunque Susana Díaz aludió a una reasignación de fondos europeos que él no desmintió. A esta cifra añadió un déficit extraordinario en el SAS de 1.800 por el exceso de gasto para afrontar el Covid-19.

Moreno citó a Benedetti, Romero a Saramago, Nieto a Defoe y Hernández a Camus

Díaz, limitada a 20 minutos, no perdió el tiempo en defenderse de las tarascadas que recibieron el PSOE o el Gobierno de la nación por parte de los portavoces de la coalición gobernante. Se limitó a repetir la misma frase en las dos intervenciones: "hay que remar todos en la misma dirección y no golpearnos con los remos unos a otros". Se sumó al espíritu de una gran alianza para salvar vidas primero y levantar la economía después. Estuvo de acuerdo con Moreno en invitar a empresarios y sindicatos a la mesa de negociación parlamentaria que negocie esos acuerdos y el presidente aceptó que se conozcan desde el lunes los datos estadísticos de la epidemia por municipios, para organizar la desescalada con los datos de los que dispone el ejecutivo andaluz, que hasta ahora se ha resistido a hacer públicos.

Nadie se opuso a la creación de una comisión parlamentaria encargada de llevar a cabo estos trabajos. Tampoco Teresa Rodríguez, que por precaución intervino desde su casa de Cádiz por videoconferencia, aunque la jefa de Adelante Andalucía reprochó al presidente que se quejase de la falta de recursos públicos cuando ha bajado impuestos a los ricos y sigue siendo contrario a subirlos en esta coyuntura. Rodríguez añadió que durante los gobiernos de Rajoy en España y de los socialistas en Andalucía se recortaron a la sanidad pública andaluza 1.700 millones desde 2009 y pidió que se establezca por ley que al menos un 7% del PIB regional se dedicará a financiar la sanidad. Moreno se defendió diciendo que desde que llegó a la Presidencia ha aumentado el presupuesto de sanidad en casi 1.000 millones. Y sobre los impuestos dijo sin ningún énfasis que en Andalucía no hay ricos, de lo que se infería que todo es clase media y trabajadora...

Había iniciado la sesión Juanma Moreno defendiendo la teoría de que el virus ha sido menos letal en Andalucía que en otros lugares de España porque su Gobierno se adelantó a los acontecimientos y fue un paso por delante. Dio muchos fechas de constitución de comités y comisiones, pero obvió alguna importante: el primer caso de contagio en Andalucía se produjo casi un mes después que el primero detectado en España y el primer muerto también un mes después que el primer fallecido en el país, lo que significa que cuando se decreta el confinamiento de toda la población nacional las regiones con menos infección como Canarias, Andalucía, Murcia o Baleares son las grandes beneficiadas, mientras a otras como Cataluña, Madrid o País Vasco, con muchos casos ya, les llega tarde. Pero el presidente ayer no quiso evitar ponerse la medalla. Hasta Hernández (Vox) le dijo que había estado autocomplaciente.

Los portavoces de PP y Cs insistieron en que era una sesión histórica pero no les quedó épica

Con cierta elegancia, Susana Díaz no quiso adentrarse en estos terrenos, pero no se ahorró aludir de pasada a "una tasa de contagio superior a la media". La jefa del PSOE andaluz ofreció diálogo sincero, mano tendida y puso sobre la mesa propuestas para blindar la sanidad pública, planes contra la brecha digital o a favor del turismo y un mayor apoyo a los autónomos. Moreno recalcó su defensa nítida de la sanidad pública, aunque derivó al Gobierno central la posibilidad de dar un plus a los sanitarios por su trabajo en esta crisis, que Díaz le había reclamado como un plus de peligrosidad que está en sus competencias.

Hernández había empezado su intervención con una gran virulencia: habló de la "responsabilidad criminal" de Sánchez por la gestión de la pandemia y reprochó al presidente que no pidiese su dimisión. A lo que Moreno contestó que en su papel institucional de presidente de todos los andaluces no puede ni debe hacer tal cosa. Tal énfasis puso Hernández contra Sánchez que tuvo lo que pareció un acto fallido: lo criticó por ahogar a las comunidades autónomas, instituciones que su partido quiere eliminar.

La sesión dejó en evidencia la situación excepcional que se vive. La disposición de todos a consensuar un plan de recuperación económico y social es fruto de ese estado de ánimo y también de la necesidad de PSOE y Podemos de dar ejemplo al PP para su reciprocidad en el escenario nacional. Es un primer paso positivo aunque lejos del grandilocuente día histórico repetido machaconamente por Moreno, Nieto y Romero. El presidente estuvo menos eficaz que otras veces. Y menos original, con frases muy conocidas en otras voces, como las luces largas de Griñán, el tiempo nuevo de Díaz, la nueva normalidad de Sánchez, o los cielos de Iglesias, aunque no fuesen por asalto. Buscó un tono épico y le salió prosaico.

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