La ventana

Luis Carlos Peris

En el adiós a una figura respetable

RESPETO, esa rara avis, como especie extinguida en los modos y las formas que conforman hogaño la convivencia. Respeto es lo que se siente ante la figura de Fernando Soto, al que ayer se le daba tierra, por su hombría cabal en la lucha por devolverle a este país la normalidad. Cuando en un tiempo en el que cuando llamaban a la puerta en plena madrugada nunca era el lechero, Fernando se la jugaba a diario junto a sus compañeros del alma Eduardo Saborido y Paquito Acosta. Soto, Saborido y Acosta se pronunciaba como la línea media de una resistencia que traía a mal traer a Utrera Molina, el omnímodo gobernador de la provincia. Fernando y sus dos colegas fueron y siguen siendo el espejo en el que debía haberse mirado el sindicalismo actual para no haber tirado hacia ese pesebrismo que le quitó la credibilidad. Descansa en paz, Fernando.

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