La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La Mina es una mina de felicidad en las tabernas de Sevilla
Es meritorio que un político mantenga a puerta cerrada lo que ha dicho en público. No debería ser destacable, pero desgraciadamente lo es. El presidente Moreno se confesó con los suyos en el cónclave de Granada, la junta directiva regional donde estaban todos los barandas del partido. No faltó tampoco el presidente de honor, Javier Arenas. Moreno dijo que nanai de adelantar las elecciones. Él mismo recordó que sólo lleva "dos años y nueves meses" de presidente de la Junta de Andalucía. Dijo esa verdad como la proclaman los niños cuando son mandados a dormir. ¡Pero si llevo muy poco tiempo! ¡Un poquito más! Además justificó la necesidad de "agotar" la legislatura. ¡Cuarenta años de socialismo no se cambian en un cuarto de hora y menos cuando se han sufrido "veintiún meses" con una pandemia! Las cifras tan precisas son del mismísimo presidente. Así que todos a trabajar y a no dar pábulo a las teorías sobre adelantos electorales.
Todo lo que expuso Moreno era razonable y razonado. Pero uno tiene la percepción, que rima con convicción, de que Moreno sabe que es difícil que después de unas elecciones pueda gobernar con tanta comodidad como estos meses, por mucho que los indios de Vox estén ahora en lo alto de la colina amenazando la estabilidad del fuerte de San Telmo. ¿Para qué adelantar unas elecciones que, sin duda, aumentarán los diputados del PP, pero que pueden dejar el partido gobernante en manos de Vox? Mejor seguir con Juan Marín, que no tiene ninguna prisa porque el sanluqueño nunca se verá en otra, distinto es que nosotros estemos hartos de verlo a él abusando de la RTVA sin que nadie ponga cordura. Moreno necesita tiempo.
El problema es que cuanto más tarda en convocar elecciones, más tiempo tiene mi Juan (Espadas) para darse a conocer. Piénsenlo de otra forma. Si el PP andaluz tuviera amarrada la mayoría absoluta en los sondeos o estuviera cerca de ella, como Ayuso en Madrid, estaríamos todos con las papeletas en la mano desde Ayamonte a Pulpí. Moreno debe tener sudores fríos con solo pensar en tener que entenderse en los despachos de San Telmo con Macarena Olona o Manuel Gavira. Mejor seguir con Marín todo el tiempo que se pueda. ¡Claro que hay que agotar la legislatura! Las consejerías de Ciudadanos no presentan balances negativos en la gestión, pero la formación en Andalucía es víctima del bajonazo del partido en toda España. Moreno quiere preparar su futuro y ser el Feijóo andaluz: librarse de Vox y captar votos en el PSOE. Por eso flirtea con Espadas para los Presupuestos. Juanma no tendría miedo a dar el salto a Madrid, no como el gallego, que tiene jindama.
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