Cambio de sentido

En carnes

Aquella chica se esforzaba no por ser tan hermosa como es, sino muy otra, en el mundo paralelo de Instagram

Como al capitalismo woke le dé por una palabreja para vender lo suyo, no tardan en aparecer individuos dispuestos a pronunciarla con los ojos puestos en blanco. Sucede hasta con palabras corrientes como, por ejemplo, cuerpo. Si te fijas, ahora, todo es cuerpo: que si somos cuerpo, que si hay que sentir el cuerpo, que si la soberanía sobre nuestros cuerpo no normativos, que si body positive…", medita en voz alta un amigo, cero sospechoso de ser rancio, sino de vivir a favor del habla común y en contra de tanta impostura discursiva. Totalmente de acuerdo. Así que hoy, que quiero hablarles de nuestros cuerpos (diversos, empoderados y etcétera) en las playas, usaré la expresión "las carnes". Ea. Cuerpo suena a concepto enjuto, pero las carnes llenas son de gozo.

Paseando el otro día mis carnes exiguas por la playa, me dio por deleitarme la vista en las carnes prójimas que encontraba al paso, especialmente las de las mujeres, con tal de pensar en torno a la campaña del Ministerio de Igualdad. Me alegró cruzarme con mujeres de todas las edades y hechuras que reinaban en las olas o sentadas en sus tronos bajo cúpulas de quitasol. El top less ya no es titularidad de los pechos turgentes o siliconados, y ello es signo de un cambio genial. No deja de asombrarme el surtido catálogo de cachas, ombligos, columnas vertebrales o cogotes que se congregan en la playa en estos días. No hay dos iguales.

Mi contentura ante la visión que se ofrecía a mis ojos, de mujeres a su aire, me la agrió un contraste: nunca antes he visto a tantas muchachas, incluso a niñas, esforzadas en salir en las fotos distintas de lo que son, mediante encuadres, filtros y posturas imitativas. Más sexualizadas por voluntad propia, como si vincularan su autoestima a la protuberancia, rollo "belleza latina". Fotos y más fotos con poses que no sólo realzan el culo, pongo por caso, sino que lo elevan al grado de hipérbole. En el imperio actual de la imagen ya casi nada llama la atención, así que el reto consiste en ir más allá. "Como la Kardashian", imploraba una, puesta en pompa, que la sacara la amiga retratista. Se esforzaba no por ser tan hermosa como es, sino muy otra, en el mundo paralelo de Instagram. ¿Qué se puede hacer contra el odio a las propias carnes, desarrollado por comparación e imitación de las influencers, y diseñado por un mercado que nos cuenta a diario que nuestras carnes no se ajustan a sus cánones imposibles y estrafalarios? Ahí, las campañas.

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