La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El teleférico, el talismán perdido
Dentro del repleto apartado de asuntos para la nostalgia está el no disfrutar de una temporada taurina de las de toda la vida. Y en esa tristeza generalizada entraba de forma muy particular el de la peregrinación mediante coger el coche para plantarse en otro punto de la geografía. Se echan de menos aquellas peregrinaciones al Puerto para ver a Curro y a Paula, o a Sanlúcar para la emoción que Paco Ojeda proporcionaba cuando se metía entre los pitones. Bueno, pues en esta carrera hacia la normalidad auténtica podemos esta tarde recobrar aquel nomadeo plantándonos en Morón para ver un cartel de esos que invitan a dejarlo todo. Una corrida de Juan Pedro para Diego Urdiales, un riojano que torea como si fuese de San Bernardo, y las dos grandes esperanzas que Sevilla tiene para afianzarse en su sitio. Juan Ortega y Pablo Aguado al aparato, casi nada.
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