La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El teleférico, el talismán perdido
Desde esta mañana poscarmelitana, la mar océana será el horizonte que divisaremos desde esta atalaya. Aparcada Rioja por unos días, no muchos, la vida se tinta en azul y el reloj se acompasa a un nuevo ritmo más pausado y menos exigente. Envueltos en la rutina y cuando ningún lugar del mundo como esta Sevilla de mercurios domesticados y noches de sueño bajo las sábanas emigramos. Son las circunstancias y desde este miércoles de vísperas de paga extra y de calores amortiguados, el problema ahora será el de averiguar por dónde viene el viento. Este año y para variar, los terrenos donde manda el levante quedan apartados del programa, pero surge el de a ver qué temperatura tiene el agua del océano abierto. O sea que una incógnita más o menos inquietante sustituye a otra y es que nunca mejor que ahora lo de que como en casa, en ninguna parte, ¿o no?
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