La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El teleférico, el talismán perdido
Amanece la cruda realidad, se apagaron las luces y nos recibe a portagayola esa realidad con forma de cuesta que ahora llega con el adobo de la enésima ola de contagios. El enemigo invisible, vulgo el bichito cabrón, no ceja en su propósito de alterar dramáticamente nuestras vidas y tras las luces y los fastos nos damos de bruces con la realidad más cruda. De siempre la cuesta de enero conllevaba el duro inconveniente de una economía maltrecha por los dispendios navideños. Ese alegre manejo del dinero de plástico pasaba una factura inmisericorde en estas fechas, lo que convertía en una pared complicada de escalar la cuesta. Ahora se une el bicho como desagradable compañero para que la cuesta pase de Tourmalet a cara norte del Himalaya. Tras la luz sobrevino una sombra que nos amenaza y que apareció rica en cancelaciones y malos rollos, muy malos.
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