
Antonio Brea
Ni Washington ni Moscú
Como dicen que al que madruga viene Dios a ayudarlo, pues esta semana ya tenemos un motivo para el madrugón. Se trata de sentarse ante el televisor para ver cómo seis toros bravos y de tremenda arboladura van desde Santo Domingo a la plaza. Sanfermines en estado puro a esa hora tan temprana y el espectáculo de ver cómo enfilan Estafeta tras derrapar en Mercaderes y entrar en la plaza rezando para que no haya un amontonamiento que pone los pelos de punta. Ayer, con los toros de La Palmosilla bien que tuvo San Fermín que echar su capotillo para que no ocurriera una desgracia. Los encierros pamplonicas como atracción muy principal en el mes de julio junto a las escapadas del Tour y este año la Eurocopa. Pero cuánto cunde el día tras hacerle caso al despertador para el visto y no visto del encierro.
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