¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Los drones del alcalde

Los drones son para Muñoz lo que el ‘mapping’ para Zoido: populismo tecnológico que no tapa los defectos de gestión

Los malogrados drones del alcalde.

Los malogrados drones del alcalde. / DS

LOS drones se han convertido en la pesadilla de Vladímir Putin y Antonio Muñoz. Al antiguo espía del KGB se le tienen que aparecer en sus peores pesadillas hostigando a sus columnas blindadas en Ucrania. El viejo oso imperial derrotado por las avispas. Nuestro primer edil, por su parte, ha visto como estas pequeñas naves sin tripulación se han convertido en la prueba de cargo de que algo no termina de funcionar bien en el Ayuntamiento. De Muñoz hemos escuchado muchos piropos en los últimos tiempos (incluso de los que hicieron todo lo posible para que no agarrase el bastón de mando), y algunos de ellos con razón, pero empieza a dar la impresión de que tanta hiperactividad protocolaria, tanta asistencia a actos de todo tipo para labrarse un perfil electoral, le está quitando las horas necesarias de despacho para trabajar bien los temas. Ya se vio claramente con la famosa y desmadrada crisis del ficus de San Jacinto, en la que el Ayuntamiento no tuvo un criterio claro y firme desde el principio y se notaron demasiado las órdenes y contraórdenes, la ansiedad política de un alcalde que sabe que vive unos momentos fundamentales para la validación en las urnas de su cargo. Como era de esperar, el rigor técnico fue sustituido por el pasteleo. Algo parecido hemos visto con el fiasco del espectáculo de los drones para celebrar el V centenario de la expedición Magallanes-Elcano. Todo indica que a la organización del acto le faltaron horas de trabajo, que las cosas no se pensaron bien: ni la seguridad necesaria, ni la elección del lugar, ni el número de personas que podían acudir. Cualquiera podía intuir que la mezcla de altas temperaturas, nocturnidad, gratuidad, Parque de María Luisa, niños desquiciados por estar todo el día metidos en casa y agitación mediática con el V centenario podía dar como resultado el gentío que, finalmente, acudió al evento. También que los árboles no dejarían ver el cielo y que eso desembocaría en la frustración de las masas. En la Plaza Nueva, insistimos, faltan horas de despacho.

Como colofón un tanto cómico, el otro día nos desayunamos con la noticia confusa de que las Ferias de Abril futuras se podrían clausurar con espectáculos de drones en vez de con los fuegos artificiales de toda la vida. Un globo sonda del concejal Cabrera que tuvo que ser desmentido inmediatamente por el alcalde, su antiguo rival interno. Los drones, al parecer, son para Antonio Muñoz lo que el mapping fue para Zoido. Una herramienta de populismo tecnológico que no consigue tapar los defectos de su gestión.

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