El equipo volvió a defraudar al club

La merecida derrota de Vitoria añade inquietud a la peligrosa asamblea del ya inminente 30-D

18 de diciembre 2016 - 02:37

Alinear a un zurdo cerrado y bastante limitado de lateral derecho sólo puede obedecer a que el alineador de turno sufra un ataque de entrenador. El ataque de entrenador es moneda de uso común entre la grey de los banquillos y sólo les diferencia en que algunos lo hacen más insistentemente que otros. ¿Es el caso de que Víctor sea un habitual de la cosa? Por el bien del Betis, por siempre Real Betis Balompié, deseo que no.

¿Perdió el Betis en Vitoria por la colocación de Álex Martínez fuera de su hábitat? Tampoco es eso, claro que no perdió el Betis en Mendizorroza por sólo ese dato, pero que resultó incomprensible desde que se confirmó su presencia en la diestra fue un motivo de lógica inquietud. Dicho lo cual hay que considerar que el Betis dejó escapar una ocasión ideal de enderezar la andadura porque, entre otras cosas, el contrario, un limitadísimo Alavés, creyó más en lo que hacía que él.

Cortocircuitó Pellegrino a Joaquín con una marca atosigante, hubo acoso con derribo a Ceballos y el Betis se pasó todo el primer tiempo sin agarrar la pelota. Se puede argumentar que Ceballos sufrió uno de esos penaltis que sólo no le pitan al Betis, pero no es suficiente como para justificar el enésimo sofocón. El Alavés tuvo su partido más plácido en casa, pudo solucionar antes del descanso y luego resolvió gracias a uno de esos agujeros tan frecuentes en la zaga bética.

Con Petros mejoró el equipo y hasta pudo marcar gracias al de siempre, pero la tropa de Víctor cayó con todo merecimiento. Y es un dolor que el equipo no le responda al club como el club demanda y merece. Digan lo que digan los exigentes, desde lustros ha no se lleva el club con la organización actual. Pero sin que la hierba esté acorde con la moqueta es imposible que la cosa funcione, lo que resulta terrorífico viendo la caótica situación que puede deparar el 30-D.

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