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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Las dos fotos para ser alguien en Sevilla

Usted no es nadie en la ciudad si no ha publicado en el último mes una imagen portando al Señor o junto a Curro Romero

Las dos fotos para ser alguien en Sevilla

Las dos fotos para ser alguien en Sevilla

EN otras décadas se afirmaba que no se era absolutamente nadie en la ciudad si al recorrer la calle Sierpes de una punta a otra, de aquel Laredo de las tapas de Manchenieto al kiosco de Curro que en realidad es de Miguel, no se recibía ningún saludo ni ningún parón para una charla rápida. Como los tiempos cambian, el medidor de importancia, integración y sociabilidad en la ciudad se corresponde con otros factores. Ahora para ser alguien hay que tener una foto portando al Señor en la Santa Misión de 2021 y otra con Curro Romero. Pero no basta con tenerla, hay que publicarla en las redes sociales de forma conveniente. ¿Han visto la paliza que sufrimos de unas fotos y otras en el último mes? Todo el mundo vio torear a Curro (tururú, pero un tururú como el badajo de la campana mayor de la Giralda) como todo el mundo portó al Gran Poder en unos de los traslados. Los tuits deberían ser cobrados a cinco céntimos. Se acabarían muchas fatuidades de saldo, mucho bienqueda cumpleañero, mucha solidaridad de celofán y mucho microprotagonismo.

Toda esta oleda de pesados no es más que el aperitivo de cuanto viene en las pascuas de Navidad. A todos los que le han enviado las fotos de rigor, un marquito de regalo en el amigo invisible. ¿Cuáles serán las próximas fotos de moda? Quizás con Angelito el aguaó, un grande que ha pasado de apoyar fervientemente a Beltrán Pérez a hacerlo con José Luis Sanz, que en el dialecto de Angelito es Oseluisán. Angelito es Sevilla pura, como las fotos con el Señor y con Curro. Quizás el medidor del paseo por Sierpes era más auténtico, pero ya saben ustedes que estamos en la era de la impostura, la inmediatez y el consumo exprés de absolutamente todo.

Sé de uno que se hizo una foto con Romero tras un largo café en el Alfonso XIII de Carlo Suffredini, cuando no había redes sociales ni estaba en auge la moda de los teléfonos móviles. Muy pocos vieron aquella estampa. Entre ellos Antonio Burgos, que comentó directo al verla: “Ni yo le paso la mano por el hombro a Curro”. Esto es otra, no son ya las fotografías, sino las actitudes. La clave es parecer que se porta al Señor todos los días y que se conoce a Curro de cuando tentaba en la finca de Antonio Ordóñez, cuando en el caso de fotos con famosos tal vez lo mejor con las manos sea jugar con la alianza, como hace Rafael Belmonte, el concejal del chalequillo sacado del rodaje de Velvet.

Eso de pasar la mano por el hombro es penalti. Sí, señor. Hágase con una foto con Curro antes de que acabe el año. Todavía está a tiempo de ser alguien en Sevilla. Porque por Sierpes cada vez pasan menos sevillanos. Y para la cuaresma de las fotos con Angelito es pronto todavía.

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