El fútbol, un invento de los árabes

Claramente le han comido la tostá a Javier Tebas, quien nos vendió la moto hace unos años con el tema de los horarios, el prime time televisivo de los países exóticos y un Rayo Vallecano-Eibar a las dos de la tarde.

Los jeques se han percatado del negocio y han pensado que ya está bien de hacer el gilipollas. Poner dinero en clubes como PSG, Manchester City... e invertir en estructuras y estrellas en el fútbol europeo estuvo bien durante un tiempo –y seguirán–, pero de todo se acaba uno aburriendo. Debe ser eso.

El verano nos está trayendo otro escenario distinto, o el concepto de fútbol al que vamos a asistir a partir de ahora. A Tebas le fascinaba que en una Supercopa de España en Tánger o en Riad en las gradas se vieran camisetas del Barcelona y del Real Madrid. Pero los jeques han sido más listos. En Europa hay más niños ricos que en Oriente, han debido pensar. Y así, ya se ven en nuestras calles críos con camisetas amarillas del Al Nassr con el nombre a la espalda de Cristiano Ronaldo, igual que del Al Ittihad con Benzema o rosas del Inter Miami con el de Messi.

Desde sus sillones tapizados con pan de oro, países como Arabia Saudí, Qatar, Emiratos o EEUU –sobre todo el primero– han logrado sacudirse las peyorativas etiquetas de “fútbol exótico” o “retiro dorado”. Y de firmar a estrellitas en el inicio del ocaso de sus carreras han pasado a competir en ofertas por cracks en toda su plenitud con los grandes de Europa. Y claro, a la hora de sacar la manteca...

Como si fuera una premonición, en el último Mundial Arabia Saudí le dio un buen susto a Argentina derrotándola en el primer partido de la fase inicial. La albiceleste acabaría siendo campeona, pero hacia donde apunta el fútbol es al lado opuesto del globo terráqueo.

Tebas sería un visionario, pero el final de todo esto hace tiempo que me lo veo venir. Seremos nosotros los que trasnocharemos para ver fútbol o andaremos a escondidas del jefe por las mañanas en las ordenadores de la oficina. Al tiempo...